La misión de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) es asegurar el cuidado óptimo que reciben los pacientes con cáncer, como han recordado los especialistas a lo largo del congreso europeo de Oncología Médica que se clausura hoy en Madrid. Por eso, cada vez más trabajos de investigación se dedican de forma específica a las necesidades, el bienestar psicológico, la calidad de vida y las inquietudes de los pacientes afectados por diversos tipos de cáncer.
Entre otros estudios, en ESMO 2017 se ha presentado un estudio firmado por investigadores británicos que ha evaluado las ventajas de usar servicios de cuidados paliativos en etapas más tempranas de la enfermedad –aunque suele pensarse en ellos como propios de la enfermedad en fase terminal– en casos seleccionados por los oncólogos. Los autores diseñaron un protocolo para que los especialistas decidieran quiénes entre sus pacientes podrían beneficiarse de la atención de cuidados paliativos, aunque no se tratara de personas con cáncer en fase terminal.
De acuerdo con sus conclusiones, este tipo de servicio “integrado” en la atención oncológica ha dado buenos resultados, pero seguirá siendo estudiado para ver si, además de mejorar la calidad de vida, puede tener impacto en otros aspectos de la enfermedad.
En el encuentro de ESMO se ha celebrado además una sesión especial en la que se han evaluado diversos estudios que valoran si se puede acortar la duración de la quimioterapia en cáncer de colon en fase III, sin reducir su eficacia. Esta posibilidad, que ha generado una notable controversia, se ha presentado como una forma de mantener los beneficios de la quimioterapia evitando a los pacientes parte de sus efectos secundarios.
La Dra. Rocío García-Carbonero, oncóloga médico del Hospital Universitario Doce de Octubre (Madrid), especialista en tumores digestivos y presidenta del Grupo de Cooperación en Tumores Neuroendocrinos GETNE, ha declarado que si bien el estándar tras la cirugía del cáncer de colon en estadio II-III (operable) es administrar quimioterapia durante seis meses, la evidencia indica que en algunos subgrupos de menor riesgo podría plantearse administrar la quimoterapia adyuvante durante solo tres meses, manteniendo la eficacia y reduciendo los efectos secundarios, así como otras inconveniencias para el paciente y su familia –menos visitas al hospital, etc. –.
Por último, la Dra. García-Carbonero destaca la presentación en el estudio NETTER-1 de “datos muy relevantes sobre calidad de vida de los pacientes tratados con radionúclidos (lu177-DOTATATE), tratamiento que consiste en dirigir un radioisótopo de manera especifica a las células que expresan receptores de somatostatina como los tumores neuroendocrinos, un tratamiento que además de frenar el avance de la enfermedad de manera muy notable, ha demostrado que mejora la calidad de vida de los pacientes y los síntomas derivados del cáncer”.
Otro análisis sobre el impacto psicosocial de la quimioterapia en cáncer de mama y ovario elaborado a partir de entrevistas con pacientes ha permitido evauar cómo afecta la quimioterapia –clave hoy por hoy aún en la mayoría de tumores– en el bienestar de los pacientes¬–. La Dra. Beyhan Ataseven, principal investigadora, ha explicado que los efectos secundarios como náuseas y vómitos ya no son problemas tan importantes para ellos, mientras que aspectos psicológicos o sociales como la pérdida del cabello siguen siendo motivo de preocupación desde el comienzo de los tratamientos.
Los ensayos clínicos son clave para el avance de la investigación en Oncología y la participación de los pacientes es esencial. Sin embargo, como ha demostrado otro estudio realizado en Irlanda con más de 1.000 pacientes con cáncer, muchos de ellos encuentran dificultades para entender la metolodología y terminología que implican los ensayos clínicos.
“Como oncóloga médica he experimentado mmuchas situaciones en las que los pacientes han declinado participar en un ensayo clínico porque tenían algunas ideas erróneas al respecto”, señala la Dra. Catherine Kelly del Hospital Universitario Mater Misericordiae de Dublín (Irlanda). “Para incrementar la participación en los ensayos clínicos necesitamos entender los factores que influyen en los pacientes a la hora de tomar su decisión”.
Según sus resultados, que coinciden con algunos estudios previos, los conceptos de aleatoriedad y randomización son los que presentaban más dificultades para los pacientes. De hecho, la mitad de los pacientes que ya habían participado previamente en un ensayo y el 73% de quienes no lo habían hecho nunca no entendía que en un ensayo randomizado, la elección del tratamiento se realiza por azar. “Además, muchos de ellos no entendían el hecho de que en los ensayos clínicos doble ciego nadie sabe qué tratamiento es mejor. De hecho, entre quienes ya habían participado en un ensayo, sorprendentemente, el 60% pensaba que su doctor sabía qué grupo de tratamiento era mejor”, concluye la autora.