Entre el 25-44% de los pacientes con depresión abandona el tratamiento en los tres primeros meses

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El objetivo terapéutico actual en el paciente con depresión es conseguir la recuperación funcional, es decir, la eliminación de los síntomas de la enfermedad –afectivos, cognitivos y somáticos- y el retorno al nivel de funcionamiento previo. Este ha sido el debate principal de la II Reunión de Expertos en Psiquiatría que se ha celebrado en Madrid bajo la coordinación de los doctores Celso Arango, Jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Jefe de Grupo del CIBERSAM y presidente del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, y Eduard Vieta, Jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona y del grupo de Trastornos Bipolares del IDIBAPS, así como Director Científico del CIBERSAM.

Entre un 25% y un 44% de las personas con depresión abandona el tratamiento en los tres primeros meses. Los propios síntomas de la depresión, efectos secundarios de los tratamientos y estigma son algunos de los factores que motivan el abandono.

Según los expertos reunidos en Madrid, la depresión es, en muchas ocasiones, un trastorno a medio y largo plazo, con recaídas (definidas como una aparición de síntomas tras una respuesta parcial al tratamiento) y recurrencias (un nuevo episodio depresivo tras un lapso de tiempo sin síntomas, tras alcanzar la remisión del episodio). No hay una “razón” conocida, sino múltiples factores que hacen que en algunos casos un episodio no responda de manera completa al tratamiento y se experimenten de nuevo los síntomas antes de alcanzar la remisión clínica o que, en otros casos, tras meses de ausencia de síntomas, un paciente tenga una “recurrencia”, un segundo episodio. A medida que aparecen nuevos episodios la posibilidad de un episodio posterior aumenta, lo que convierte en necesario un tratamiento a largo plazo en estos pacientes.

Los síntomas cognitivos de la depresión están presentes hasta el 94% del tiempo
La depresión causa un deterioro funcional significativo y reduce la calidad de vida en todas las esferas de la persona: entorno laboral, social y familiar, por lo que el objetivo último del tratamiento se dirige hacia la recuperación funcional.

Para los psiquiatras participantes en el encuentro, la recuperación funcional solo se logra con la remisión completa del cuadro, la desaparición de síntomas afectivos, cognitivos y/o somáticos. Los llamados “síntomas residuales”, como síntomas de pérdida de atención, concentración, memoria, etc., dificultan una funcionalidad adecuada e impiden que se pueda hablar de que el paciente se ha recuperado de un episodio depresivo.

Los síntomas residuales de la depresión, como los cognitivos, son muy frecuentes y se asocian a un curso negativo de la enfermedad, ya que el riesgo de recaídas, recurrencias, suicidio y discapacidad social se ve incrementado ..
Como promedio, tras la respuesta antidepresiva suelen persistir dos síntomas residuales, destacando los problemas cognitivos, la falta de energía y los trastornos del sueño, que están presentes del 35% al 44% del tiempo .

Los síntomas cognitivos han sido comunicados el 94% del tiempo durante los episodios de depresión y también se han mostrados prevalentes entre episodios (44% del tiempo), cuando se consideraba que un paciente estaba en remisión. De hecho, los síntomas cognitivos de la depresión están entre los síntomas residuales más frecuentes a pesar del tratamiento.

Los síntomas cognitivos tienen un elevado impacto en el entorno laboral al ser causa de absentismo y de pérdida de productividad , . El coste de la depresión en la Unión Europea se ha estimado en más de 92.000 millones de euros en 2010vi. La pérdida de productividad provocada por el absentismo y presentismo representa en torno al 50% de todos los costes relacionados con la depresiónvi.

¿Cómo es posible mejorar la adherencia al tratamiento?
Entre los factores que inciden en el incumplimiento terapéutico se encuentran los relacionados con el propio paciente (edad, entorno cultural y social…), con la enfermedad (carácter crónico, aún sujeta al estigma social), el profesional sanitario y la relación que mantenga con el paciente, y el tratamiento farmacológico (características del principio activo, efectos adversos, coste…).

El tratamiento farmacológico, y su adecuado cumplimiento, desempeña un papel básico en el correcto manejo de la depresión. El establecimiento de una buena alianza terapéutica entre médico y paciente es una pieza clave del éxito terapéutico, un marco de confianza sólido donde poder llegar a acuerdos sobre el tratamiento y su posterior seguimiento, ya que el 25-44% de los pacientes con depresión que reciben un ISRS, lo suspende durante los 3 primeros meses de tratamiento por presentar efectos adversos .

Alteraciones en el peso, sexualidad y sueño hacen que un porcentaje elevado de pacientes abandone el tratamiento prescrito y presente recaídas de los síntomas de la depresión, recaídas que son también más frecuentes en los pacientes que dejan de tomar el tratamiento de forma precoz. Así, la prevalencia de efectos adversos sobre la función sexual en los ISRS es del 60-70% .

Los tratamientos actuales son cada vez más eficaces, seguros y mejor tolerados, lo que contribuye a mejorar la adherencia terapéutica. Tal es el caso de vortioxetina, el primero de una nueva generación de antidepresivos que, además de contar con una amplia y sólida eficacia antidepresiva, actúa en el tratamiento de los síntomas cognitivos de la depresión, que afectan a la funcionalidad y a la productividad del paciente, tales como dificultad de concentración, olvidos frecuentes, indecisión con dificultad para tomar decisiones y priorizar, y procesamiento lento (habla y respuestas lentas). Asimismo, su mecanismo de acción multimodal influye también en la baja incidencia de efectos adversos y en el perfil de tolerabilidad y seguridad favorable.

 

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