El ámbito del Lobby y el Public Affais nunca ha gozado de buena fama. Cuando uno habla de lobby, la gente se imagina a unos señores en traje que tratan de influir en la ley para favorecer los intereses particulares de una gran empresa. Sin embargo, a veces se olvida que las organizaciones no lucrativas y ONG también realizan labores de Public Affairs, siendo éste determinante para que los gobiernos tomen medidas en favor de sectores sociales vulnerables.
Sin embargo, en el encuentro ‘La experiencia en Public Affairs y Lobby en las ONG y el Tercer Sector’, organizado por ADECEC, diferentes representantes de Organizaciones No Gubernamentales han rechazado el concepto de “lobby bueno o lobby malo”, defendiendo el ejercicio profesional del lobby siempre que se base en el rigor, coherencia y transparencia. Así lo piensa Enrique García, del equipo de Comunicación de OCU, Raquel Montón, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace y Lara Contreras, Coordinadora de Relaciones Institucionales de Intermon Oxfam, presentes durante el acto.
Los ponentes también coinciden en la utilidad de los registros de lobistas en tanto que suponen un avance en la participación pública, aportan transparencia y normalizan la actividad. Sin embargo, la multiplicidad en los diferentes ámbitos de la Administración a diferentes niveles en España complica la operatividad.
Entre las conclusiones que extraen del acto está que las redes sociales y el auge de los movimientos ciudadanos y sociales han cambiado la forma de desarrollar la incidencia política; éstos han ayudado a acelerar cambios, ejercen una mayor presión en los decisores con su capacidad de movilización. En cualquier caso, los datos, las evidencias son la base para la credibilidad y el rigor que ha de marcar el ejercicio del lobby, tanto para las ONG como para las empresas o cualquier otro grupo.
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