Un 29,3% de los pacientes con espondiloartritis axial recurre a la doble cobertura médica para completar los servicios de la sanidad pública

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El ‘Atlas de Espondiloartritis Axial en España 2017: radiografía de la enfermedad’ pone de manifiesto la importancia de mejorar la atención sanitaria de la espondiloatritis axial (EspA-ax), una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a diversas zonas corporales, produciendo un daño estructural en la columna vertebral irreversible y siendo responsable de un gran dolor, fatiga crónica y discapacidad en aquellos que la padecen.

Promovido desde la Coordinadora Española de Asociaciones de Espondiloartritis (CEADE), y realizado por el Grupo Health & Territory Research (HTR) de la Universidad de Sevilla y el Instituto Max Weber, con la colaboración de la Sociedad Española de Reumatología (SER – Grupo GRESSER-) y de Novartis, este estudio destaca que, aunque la mayoría de pacientes con EspA-ax posee cobertura pública (95,5%), son muchos los que cuentan con doble cobertura sanitaria (29,3%), frente al 15,6% de la población general, o han realizado al menos una consulta privada (31,8%) en los últimos 12 meses. Este elevado porcentaje podría indicar necesidades no cubiertas dentro del sistema sanitario público como la atención psicológica y fisioterapéutica.

En efecto, los especialistas sanitarios que más visitaron los pacientes con EspA-ax fueron el fisioterapeuta, al que acudieron un 34% de los pacientes frente al 15,6% de la población general, siendo la media de 20 veces al año. Le siguen el médico de atención primaria, con 9,5 veces al año, y el reumatólogo, con solo 4,4 veces al año. Tras ellos se encuentran el psicólogo o psiquiatra, el enfermero, el oftalmólogo u oculista y el traumatólogo, lo que muestra la importancia del rol de los diversos especialistas en el manejo del paciente derivado de la alta comorbilidad asociada.

El hospital (31,2%) y el centro de salud o ambulatorio (28,4%) fueron los servicios de urgencias más utilizados por las personas con EspA-ax, siendo este último el que experimentó un mayor número de visitas, con una media de 5,49 veces en los últimos 12 meses.

En cuanto a las pruebas más realizadas para el manejo y seguimiento de los pacientes con EspA-ax, el 87,7% de los encuestados se realizó algún análisis de sangre a lo largo del año, mientras que más del 63,2% se lo hizo de orina. Al 58,9% se le realizó al menos una radiografía y al 38,8% una resonancia magnética. En términos generales, la población con EspA-ax realiza un número muy superior de pruebas que la población general: análisis de sangre (4,5 veces al año), análisis de orina y radiografías (3,5 veces al año), resonancias magnéticas y ecografías (2,2 y 1,9 veces al año respectivamente).

La radiografía, una de las pruebas más utilizadas en el seguimiento y manejo de la enfermedad, revela las zonas corporales más afectadas por las personas con EspA-ax, ya que son demandadas por el especialista en función del dolor o la inflamación experimentada. En la atención sanitaria, la zona del cuerpo en la que se habían realizado más radiografías era la pelvis, seguida de la zona lumbar, las cervicales y la dorsal.

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