‘OT 2018’, una serie de catastróficas desdichas

María abraza a Pablo, su novio, tras actuar (RTVE)
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OT 2018 está a punto de finalizar. Alba, Famous, Julia, Natalia o Sabela sucederán a Amaia el próximo miércoles 19, cerrando una edición irregular en todos los aspectos. Pese a gozar de una calidad musical incuestionable, los concursantes no han logrado conectar con la audiencia de la misma manera que sus antecesores, algo normal teniendo en cuenta la lógica comparación entre ambos fenómenos.

Pero, más allá de este hecho, la realidad es que el programa ha sufrido durante sus trece galas una serie de catastróficas desdichas que han hecho bueno aquel refrán que dice que, a perro flaco, todo son pulgas. A continuación, un repaso a todos los obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar el show en los últimos tres meses:

1. La audiencia (lineal) no llega a despegar

‘OT 2018’ se estrenó el pasado miércoles 19 de septiembre, anotando un 20,5% de cuota de pantalla y 2.321.000 espectadores en su primera emisión. Las sensaciones eran positivas y todo apuntaba a que el éxito de audiencias estaba asegurado, algo que finalmente no ha sido así: solo tres de sus galas han superado los dos millones de espectadores, mientras que en la anterior edición todas las entregas (salvo la segunda y la cuarta) se quedaron por debajo de esa barrera.

Muchos creían que OT 2018 calcaría la tendencia que siguió la edición de Amaia y compañía y que los datos, inicialmente bajos, irían creciendo según se fuera desarrollando el concurso. Pero nada de esto ha sucedido: sin ir más lejos, la semifinal firmó el segundo peor dato en espectadores de la temporada y se quedó en un 15,4% de share pese a no tener una gran competencia enfrente.

 

2. Mariconez, el debate que trascendió la Academia

El fichaje de Ana Torroja fue una de las grandes sorpresas de la edición y, para homenajear a la artista (y ponerle un poquito de morbo al programa, que nunca está de más), la dirección del talent decidió que Miki y María cantarían Quédate en Madrid en la Gala 4. Los concursantes recibieron con alegría la canción de Mecano, hasta que María descubrió que el tema utilizaba la palabra “mariconez”, término con el que ella no se sentía cómoda.

A partir de ahí, el resto es historia. Pese a las respetuosas formas de María al expresarse, la opinión pública (o sea, Twitter) decidió convertir el tema en el debate sanguinario de la semana. Desde ese preciso momento, cada entrevista se vio salpicada con una pregunta acerca de la opinión del famoso de turno acerca de la cuestión, los columnistas rellenaron sus artículos con cientos de palabras ofreciendo su siempre preciada y necesaria reflexión sobre el tema de marras y los medios aprovecharon la situación para cosechar un buen puñado de clicks.

Ajenos a todo esto, Miki y María seguían preparando el tema dentro de la Academia, ya con la confirmación de que la letra se quedaba tal cual estaba por orden de su autor, José María Cano. En definitiva, la polémica en torno a la “mariconez” devolvió a OT a las portadas que tan gustosamente había ocupado meses antes, aunque en esta ocasión con un resultado menos positivo.

3. Los fallos de sonido, la lacra perpetua

En la presentación de OT 2018, Tinet Rubira, responsable de Gestmusic, prometió que los problemas de iluminación y sonido eran cosa del pasado. Pero, para sorpresa de nadie, la Gala 0 volvió a ser un caos absoluto en el que el sonido era más propio de una gala de fin de curso que de uno de los programas más exitosos de la televisión española.

Los diferentes fallos a nivel de sonido, iluminación y realización que ha sufrido OT programa a programa han supuesto una zancadilla para el lucimiento de los concursantes y del propio espacio, que no ha aprendido nada de los (pocos) errores que tuvo en la pasada edición. La propia semifinal fue pasto de los problemas técnicos: Sabela bajo una intensa luz roja que no permitía distinguirla del fondo, la cara de Alba tapada por la sombra del micrófono o el pésimo sonido de Este amor ya no se toca certificaron que OT 2018 no será recordado por su brillantez técnica.

 

4. ¿Concursantes resabiados o necesidad de espectáculo?

Pero sin lugar a dudas, la madre de todos los conflictos tuvo lugar el 12 de noviembre cuando Noemí subió a regañar severamente a los concursantes. La directora de la Academia mostró su tremendo enfado por la actitud de los jóvenes, que llevaron a cabo una broma que no se entendió e indignó a parte de los espectadores. La bronca mostró que el programa también es un reality y que necesita contenido con cierto morbo para destacar.

Por otro lado, los comentarios y las actitudes de los concursantes durante las semanas anteriores (hablar del día en el que cantarían en el Bernabéu cuando no había ni gira confirmada, bajar a grabar el disco sin saberse la canción) revelaron que muchos de ellos estaban resabiados, lo que espantó a gran parte del público. Las comparaciones son odiosas y la falta de naturalidad que mostraron algunos de los participantes escamó a la audiencia, que aún tenía muy fresco el desparpajo y la inconsciencia de la anterior edición.

5. El novio de María, la sorpresa de la edición

Tras tantos vaivenes, lo último que necesitaba OT 2018 era una nueva polémica… Pero la vida (y el novio de María) le tenía preparada una pequeña sorpresa al programa. Marta y María se jugaban la nominación en la Gala 10 y, tras la actuación de cada una, un ser querido visitó a cada nominada. En el caso de la segunda, Pablo, su novio, fue el encargado de sorprender a la artista, desencadenando uno de los mayores momentazos televisivos del año.

Pablo, con total naturalidad, contestó a las preguntas de Roberto Leal con un estilo al que muchos espectadores no están acostumbrados a ver y, pese a lo bien que capeó el presentador la entrevista, el debate se volvió a encender en Twitter (donde si no). Muchos internautas rescataron la polémica sobre “mariconez” para mostrar las supuestas incongruencias de María, mientras que otros apoyaban que toda expresión de amor es válida. El gran perjudicado, una vez más, fue OT, que quedó eclipsado por una nueva tormenta twittera.

 

6. Eurodrama, porque hay tradiciones que nunca se pierden

Tras el buen resultado mediático (el real ya fue otro cantar) del proceso de selección del representante de España en Eurovisión, RTVE optó de nuevo por OT para escoger a dicho artista. Todo parecía idílico hasta el pasado martes, cuando Noemí Galera y Manu Guix anunciaron los detalles de una preselección con demasiados fallos organizativos.

Por una parte, tres de los concursantes se quedaron sin la posibilidad de acudir al certamen. Pese a que la Corporación explicó que habría un máximo de 20 canciones en esta fase de la preselección, los responsables de la misma se decantaron por 17, un detalle que molestó a los seguidores del programa porque creyeron que era injusto que algunos concursantes acumulasen varios temas mientras que otros se quedaban fuera del proceso, y más habiendo vacantes disponibles.

El hecho de que los espectadores tengan que escoger su favorita escuchando simplemente una demo de un minuto fue otro de los focos de las críticas. A este frente se unió Zahara, que ha formado parte del Comité de Expertos que han seleccionado los temas, y que criticó esta medida y el hecho de que las canciones mostrasen un nivel por debajo de lo esperado.

7. Bonus: las cosas buenas de OT 2018

Pese a todas estas circunstancias, OT 2018 no ha sido un fracaso. El programa ha liderado en varias de sus entregas, elevando la media diaria de La 1 y consolidándose como uno de los espacios más vistos de la cadena pública. Además, su seguimiento a través de las redes sociales ha sido notable y las firmas de discos han vuelto a llenarse.

Por otra parte, la capacidad vocal de los seleccionados es indudable, por más que muchos se empeñen en comparar hasta la extenuación con OT 2017. Varios de ellos cosecharán una próspera carrera musical y quién sabe si el número de artistas que logran un hueco será superior al de otros años.

En definitiva, OT 2018 ha dado al espectador más de lo mismo. La esencia del show no ha cambiado en estos meses, pero sí el factor sorpresa, que hizo que muchos escépticos se acercaran al programa por primera vez. Probablemente, lo más indicado sería hacer de OT un programa bianual, que convirtiera al concurso en el evento que debe ser y deje espacio entre edición y edición, provocando que los artistas salientes puedan asentarse y que los espectadores pasen página de una manera natural.

Seguiremos Informando…

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