Proporcionar a las personas que se encuentran en el final de su vida, así como a sus familiares, una atención integral, cálida y personalizada, que complemente la labor asistencial de las unidades médicas con un apoyo emocional, social y espiritual es el objetivo al que la Fundación Jiménez Díaz se sumó en 2015 al incorporarse al Programa de Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de La Obra Social Caixa.
Desde entonces, el Equipo de Atención Psicosocial (EAPS) de este hospital ha atendido a cerca de 2.500 personas en la última etapa de su vida, y ayudado a sus familiares, que suman cerca de 3.900, a acompañarlos en este trance. Una labor por la que recibió un reconocimiento especial en el acto con el que recientemente se celebró la primera década del citado programa, y que recogieron la Dra. María Herrera, jefa del Servicio de Cuidados Paliativos de la Fundación Jiménez Díaz, junto a su equipo y al gerente adjunto del hospital, Josu Rodríguez Alejandre.
Y es que se trata del único hospital público, de tercer nivel de complejidad y, además, con Unidad de Cuidados Paliativos y Agudos, de los 18 centros hospitalarios en los que actúa el programa en la Comunidad de Madrid. De hecho, la Fundación Jiménez Díaz también es el único hospital general universitario con el que el programa renovó su acuerdo en el citado acto conmemorativo, lo que demuestra la confianza de Fundación la Caixa en la alta calidad de la labor desarrollada en el centro con los pacientes y sus familiares, a los que se atiende de forma integral y personalizada.
Vida hasta el último instante
“Ya no se puede entender la atención en el final de la vida de nuestros pacientes sin la participación de los psicólogos y los trabajadores sociales, junto a médicos y enfermeras, en nuestras unidades de agudos y cuidados paliativos”, asegura la especialista, calificando de “extraordinaria” la labor y participación de este equipo.
En este sentido, subraya cómo sus integrantes cuidan “no sólo del paciente, porque la vida sigue siendo vida hasta el último instante, sino también de sus familiares, e incluso del equipo, algo igualmente muy importante porque el hecho de que todos nuestros pacientes fallezcan tiene un impacto grande en los profesionales”.
Este programa, que incide en las dimensiones psicológica, social y espiritual del paciente, continúa, “ha cambiado totalmente nuestra forma de trabajar desde el punto de vista más positivo”, por lo que, de cara al futuro, su único camino es la continuidad, cuando no su ampliación.
La demanda y valoración de los destinatarios del trabajo del EAPS lo avalan, ya que, según la primera evaluación científica del programa realizada, “la atención psicosocial ofrecida responde a las necesidades y mejora en el 90 por ciento los síntomas provocados por la enfermedad y que perjudican el estado anímico y psicológico de los enfermos atendidos”.
El estudio establece, de hecho, que “el 92 por ciento de las personas enfermas califican de excelente o muy buena la atención recibida, y cerca del 90 por ciento asegura que ha podido resolver temas difíciles” gracias a ella, principalmente en el ámbito de la comunicación y relación con la familia y el entorno.