La depresión es una de las enfermedades más comunes en todo el mundo y la primera causa de atención psiquiátrica y de discapacidad proveniente de problemas mentales. La persona que la padece normalmente presenta un trastorno mental caracterizado por sentimientos de tristeza y un estado de ánimo bajo relacionado con alteraciones del pensamiento, del grado de actividad y del comportamiento.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, que en casos extremos puede llevar a estos individuos a quitarse la vida. La entidad asegura que el suicidio es la segunda causa de muerte en individuos entre los 15 y 29 años, registrando un aproximado de 800.000 muertes por año.
España ha sido ubicada por la OMS entre los primeros cuatro países con más casos de depresión, ocupando el cuarto lugar con más de 2 millones de personas afectadas. Alemania (4 millones), Italia (3 millones) y Francia (casi 3 millones) encabezan la lista. Cabe destacar que las mujeres españolas son más propensas a sufrir depresión (9.2%) a comparación de los hombres (4%), así lo ha determinado la Encuesta Nacional de Salud, en el año 2017.
A raíz de las cifras expuestas diversos investigadores y profesionales de la salud han estado desarrollando una serie de estudios para lograr obtener nuevas técnicas que logren facilitar el diagnostico, la evaluación, y la manera en que se aborda la depresión. Tal es el caso de los científicos Miquel Roca, Catedrático de Psiquiatría en la Universidad de las Islas Baleares, y Enric Aragonès, médico de atención primaria en el Centro Constantí de Tarragona, quienes en colaboración con la compañía Lundbeck, han presentado a los medios de comunicación algunos temas relacionados con el documento “Abordaje compartido de la depresión”.
Este trabajo abarca desde el diseño de un conjunto de programas de tratamientos para cada paciente hasta la definición de las responsabilidades de cada nivel asistencial, así como también el fácil acceso de los profesionales involucrados a la información sobre la salud y el proceso clínico de la persona con depresión. Los médicos involucrados proponen poner en marcha el diagnostico de un primer episodio depresivo a través del manejo compartido entre dos especialidades de la salud y un pronóstico a medio/largo plazo, para así lograr identificar la gravedad del caso y establecer un plan de tratamiento individualizado.
Abordaje compartido
El profesor Roca ha explicado que el reto es ubicar al paciente en el centro del proceso e integrar las múltiples formas de trabajo de los médicos de familia con las técnicas empleadas por los especialistas en psiquiatría, “se trata de coordinar las intervenciones de todos los profesionales implicados en el proceso asistencial, no solo ofreciendo tratamiento farmacológico o psicoterapéutico, sino facilitando psicoeducación al paciente y sus familiares, involucrando al paciente en el seguimiento clínico, mejorando la adherencia al tratamiento y facilitando un mejor seguimiento del paciente”.
Por su parte, el doctor Aragonès ha sostenido que en nuestro país existe “desde hace tiempo” diferentes tipos de aproximaciones a la coordinación entre atención primaria y salud mental, “pero no se ha desarrollado de forma relevante el concepto de manejo clínico compartido y en muchos casos no logra superarse un abordaje superpuesto o compartimentado para llegar a un genuino abordaje compartido (…) En un ámbito más científico que asistencial se han desarrollado modelos de atención colaborativa para la depresión donde además del médico de familia y el psiquiatra se introducen nuevos roles profesionales en el equipo terapéutico y se potencia el papel del propio paciente en el manejo de su enfermedad. La eficacia de estos modelos está bien establecida en ensayos clínicos y cabría recomendar su implementación”.
Los expertos han expresado que el abordaje compartido de la depresión es una intervención más efectiva, a comparación del tratamiento habitual, para la mejora de los resultados terapéuticos en las personas que padecen la patología mencionada. “Los beneficios de un abordaje compartido para el paciente radican en que este va a recibir la mejor atención por el profesional que mejor pueda responder a sus necesidades en cada momentos, recibirá una atención integral para sus problemas de salud y se potenciará su autonomía y responsabilidad en el manejo de su salud”, ha expuesto Aragonès.
La remisión como objetivo primario del tratamiento
Tal y como lo han mencionado los involucrados en el desarrollo del documento presentado, la remisión es el objetivo primario del tratamiento contra la depresión, ya que es fundamental lograr desaparecer los síntomas depresivos, así como también contribuir en la recuperación del funcionamiento de la persona en su vida personal, familiar y laboral.
Ante este escenario, el doctor Aragonès, ha explicado que “en un primer intento de tratamiento con un antidepresivo de primera línea se suele alcanzar la remisión en un tercio de los pacientes aproximadamente, cifra que puede llegar hasta el 70% tras una estrategia proactiva de monitorización de la evolución y ajuste del tratamiento en función de la respuesta”.
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