VITORIA.- Movistar+ ha sido la encargada de abrir la cuarta jornada del FesTVal de la mano de Ni superhéroes ni princesas, el nuevo documental de la plataforma en el que el sociólogo Erick Pescador coge las riendas de una clase de primaria con el objetivo de poner a prueba los convencionalismos de género que niños y niñas de ocho años ya han interiorizado. Durante varias sesiones y a través de juegos, pruebas y cuestionarios, los espectadores podrán comprobar cómo estos pequeños han interiorizado los roles de género tradicionales de la familia, la pareja e incluso las profesiones.
Ni superhéroes ni princesas abunda en la línea editorial de #0, que tal y como ha explicado María José Rodríguez, gerente de Contenidos del canal, se basa “en las emociones y en la reflexión personal”. El principal acierto del documental es que las diferentes capas que lo componen consiguen conformar un producto completo y profundo pero sin perder el toque ameno, lo cual es fundamental en este tipo de formatos.
A través de situaciones simpáticas que no resultan forzadas, lo cual supone una de las cosas más complicadas en la televisión, Ni superhéroes ni princesas logra despejar la fantasía de que la sociedad ha logrado la igualdad (hola, Bertín Osborne) al introducir diferentes conceptos que ilustran al espectador cómo niños y niñas todavía tienen muy interiorizados los estereotipos de género.{wbamp-show start}
La elección de Erick Pescador como conductor del formato resulta básica en el buen funcionamiento del programa, que se nutre de su carisma y su empatía. En un momento en el que los espacios infantiles están repletos de niños resabiados, Ni superhéroes ni princesas también acierta al conformar un casting donde la autenticidad y la ingenuidad son tendencia.
El primer episodio del documental pone de relieve la importancia de los referentes dentro de la educación, demostrando que una imagen potente es capaz de derribar hasta el prejuicio más grande. Porque, tal y como explica el neurólogo que interviene en el espacio, tenemos que conseguir que el cerebro crezca en libertad.
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