En su apuesta por poner al servicio de sus pacientes la mejor tecnología sanitaria en las manos más expertas, el Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, ha dado un nuevo paso en el ámbito de la cirugía robótica al empezar a utilizar el robot Da Vinci para realizar la cistectomía radical con derivación urinaria intracorpórea, una de las cirugías más complejas de su especialidad. Esta técnica, que el Rey Juan Carlos ha incorporado a su cartera de servicios de forma pionera en la sanidad pública madrileña, es un procedimiento seguro que reduce los posibles daños y cuyos resultados oncológicos son comparables a los obtenidos con una cistectomía abierta.
“Cuando se extraen la vejiga tumoral y los ganglios linfáticos, así como la próstata en el caso de los hombres, se debe derivar la orina, puesto que ya no tiene dónde almacenarse”, explica el Dr. Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del hospital. Para esta reconstrucción, o bien se realiza una ureterostomía tipo Bricker (colocación de un conducto en el intestino para sacar la orina al exterior), o bien se crea una neovejiga (configuración de una bolsa con las asas de intestino delgado, a la que se unen los uréteres para que la orina salga por su vía natural, la uretra). “Lo que nosotros incorporamos es la vía robótica para evitar realizar una incisión de la pared del abdomen del paciente durante la parte reconstructiva”, matiza el especialista.
Las ventajas de la cirugía robótica en la derivación intracorpórea
Gracias a la tecnología robótica, este procedimiento puede realizarse mediante una cirugía mínimamente invasiva, ya que se puede manipular el intestino desde el interior, sin sacarlo fuera de la pared del abdomen. De este modo, se reduce la exposición al frío, se evita la parálisis que se suele dar en las cirugías abiertas del abdomen y se favorece una recuperación más temprana de la movilidad. Además, con esta técnica los pacientes presentan una menor tasa de complicaciones a nivel de las heridas quirúrgicas y de anemia postoperatoria y, en determinados casos, permite realizar una correcta preservación de los haces neurovasculares pudendos (nervios de la erección) en el paciente varón.
Una de las principales ventajas de la vía robótica es que posibilita que las incisiones y el dolor postoperatorio sean menores. En el caso de las mujeres, el Da Vinci permite que solo se haga una pequeña incisión en la vagina para la extracción de la pieza quirúrgica. En los hombres, la extracción se debe realizar igualmente por el abdomen, pero la incisión es del tamaño imprescindible, mucho más pequeña que en la cirugía tradicional.
“Estos pacientes, oncológicos están debilitados y la cicatrización de sus tejidos es mucho peor -continua el Dr. Sánchez Encinas-. Tras una cirugía abierta, en la que la incisión abarca medio abdomen, muchos de ellos pueden acaban eviscerando, esto es que se les abra la herida quirúrgica, o puede darse una dehiscencia, que es una separación de los bordes de una herida y que, a veces, requiere incluso de reintervenciones en el postoperatorio”.
Centro de referencia en cirugía robótica
La reconstrucción del tránsito urinario requiere de coordinación, conocimiento, curva de aprendizaje y de la consiguiente sistematización de la técnica; una ser de requerimientos “no es fácil adquirir”, asegura el jefe de Servicio de Urología del centro. Y es que, al tratarse de una cirugía de la que se pueden dar tan solo entre 15 y 20 casos al año, para obtener una curva de aprendizaje hay que tener experiencia previa en cirugía robótica, algo que se da en el rey Juan Carlos.
“En este hospital tenemos experiencia con Da Vinci desde 2012, somos profesionales cualificados y preparados y, por ello, hemos logrado sistematizar las dos partes de la cirugía -posiciones, colocaciones, pasos-, reduciendo así los tiempos quirúrgicos”, dice el urólogo, indicando que para algunos centros el mayor problema para no llevar a cabo técnicas robóticas son las complicaciones que pueden surgir o no tener tiempo para hacer el aprendizaje.
Desde la adquisición del robot en 2012, el Servicio de Urología que dirige el Dr. Sánchez Encinas ha ido incorporando a su cartera de servicios todas las novedades y avances en técnicas quirúrgicas robóticas. De hecho, en los dos últimos años ha implantado, además de las cirugías estandarizadas, dos técnicas que solo se pueden realizar por vía laparoscópica: la liberación del nervio pudendo y el implante del esfínter urinario artificial para mujeres con incontinencia urinaria severa y que no han respondido a cirugías previas.
En el caso de esta última técnica, tratar los tejidos de la uretra conlleva una gran dificultad. Tal y como explica el especialista, “requiere de una gran delicadeza que logramos reproducir con una garantía de éxito muy alta gracias al robot y la libertad de movimiento que nos ofrecen sus pinzas”. El Rey Juan Carlos es, de hecho, pionero en la Comunidad de Madrid, e incluso a nivel nacional, en incorporar esta novedad en cirugía robótica.
“Contar con un robot Da Vinci, la experiencia de saber manejarlo en los diferentes campos quirúrgicos y la iniciativa que nos caracteriza hace que nos ‘abra la mente’ para abordar otras técnicas mínimamente invasivas que pueden ser beneficiosas para los pacientes”, asegura el Dr. Sánchez Encinas, quien añade que, gracias a la experiencia del servicio en disecciones de linfadenectomía rectoperitoneales por tumores de testículo, en las que se manejan los grandes vasos, en la actualidad están evaluando incorporar la cirugía robótica en técnicas destinadas a tratar tumores renales con trombosis de las venas renal o cava. “Creemos que son pacientes a los que podríamos evitar las grandes cicatrices y laparotomías que requieren estas cirugías en las que se abordan todos los troncos principales del organismo”, concluye.
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