Un 31 de diciembre más, La 2 vuelve a apostar por Cachitos para su programación especial de Nochevieja. En esta ocasión, Virginia Díaz y Pablo Carbonell deberán arreglar los efectos de un misterioso acontecimiento que hace que el archivo de RTVE desparezca y peligre el programa de fin de año. “Ha sido una grabación muy divertida”, señala Díaz, que estrena compañero de aventuras: “Pablo Carbonell es una persona a la que yo admiro desde que era pequeña y aporta sabiduría, frescura y mucha energía”.
A base de nostalgia, humor e inteligencia, Cachitos se ha consolidado como uno de los clásicos navideños de TVE. Para Virginia, este fenómeno se ha producido porque “nos salimos del esquema que ofrecen el resto de las cadenas”. “Es un programa que sigue arriesgando y aportando mucho dinamismo, muy buena música y un humor incuestionable. Nos lo pasamos muy bien haciendo estos especiales y, al final, eso se transmite por la televisión, la gente lo capta y decide quedarse con nosotros en esta noche tan especial”, añade.
Más allá de la entrega especial de Nochevieja, Cachitos se encuentra calentando motores de cara al estreno de su octava temporada, que se producirá en las próximas semanas. Pese a llevar más de seis años en antena y trabajar con material finito, la periodista no teme que el fin del espacio esté cerca: “El archivo de RTVE es inmenso, hay muchas cosas que todavía no han salido. También es cierto que el número de actuaciones en televisión ahora es muy inferior al de hace 20 años pero, aún así, es un patrimonio nacional que, de momento, es inagotable. Además, no tenemos mucho miedo porque, además de Los conciertos de Radio 3, tenemos La hora musa, La 2 Noticias, Un país para escucharlo… Poco a poco, el archivo de RTVE se sigue alimentando de nuevas actuaciones, todavía queda esperanza”.
“No creo que sirva para presentar un talent, no me siento identificada con ellos”
Desde que desembarco en la parrilla de La 2, allá por 2013, Cachitos ha presenciado cómo ha cambiado la apuesta por la música en TVE, que ha pasado de ser residual a ir incrementándose con el paso de los meses. En su opinión, “mucha culpa de esto la ha tenido Cachitos porque han visto que el resultado del programa estaba siendo muy bueno y que eso de que la música no interesa en televisión, que es algo que decían muchos directivos, era mentira. Cachitos ha demostrado que la música sí interesa y ha sido uno de los detonantes para que se le volvieran a abrir las puertas a los programas musicales”.
Su labor al frente de Cachitos ha hecho que la audiencia le coja cariño y reclame que tomé las riendas de nuevos formatos, algo que Virginia Díaz está más que dispuesta. “Me encantaría conducir un programa de música, una especie de 180 grados pero en televisión. Me lo pasó muy bien con ‘Cachitos’ pero es un programa de archivo y me gustaría compatibilizarlo con otras cosas aunque sin dejar el espacio que comanda en Radio 3; la radio me apasiona, es el medio que más me gusta porque tiene una magia infinita”, indica, aunque explica que no aceptaría cualquier tipo de proyecto: “No me siento identificada con los talent shows, no creo que sirviera para presentar uno”.
Por último, la comunicadora echa la vista atrás y escoge sus actuaciones televisivas favoritas de la última década. “El año pasado, hicimos un especial desde el Congreso de los Diputados que fue histórico. Recuerdo que Luz Casal interpretó al final No me importa nada y fue un momento absolutamente asombroso, tanto al público como a los artistas y a los trabajadores de Radio 3 se nos caía la baba viéndola”, confiesa, remarcando que otro de los mejores momentos musicales que ha dejado la televisión en los últimos tiempos fue “la actuación de Anni B. Sweet en La hora musa, desprende magia, buen rollo y honestidad”.
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