La Audiencia Nacional ha imputado a Abengoa y Deloitte por un presunto delito de estafa a los inversores, tras la supuesta alteración de sus cuentas durante los años 2017-2016. Hasta el momento la querella era contra el expresidente de Abengoa Felipe Benjumea y el consejero delegado, Manuel Sánchez Ortega, sin embargo, ahora también ha implicado al socio auditor de Deloitte Manuel Arranz, acusado de estafa a los inversores y falsedad contable.
La Audiencia Nacional ha valorado la resolución del Instituto de Contabilidad Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) en el que sancionaba a Manuel Arranz y a Deloitte, por mostrar un estado de las cuentas que no era real. ICAC ha sostenido que los auditores no contrastaron la veracidad de los ingresos recibidos durante el año 2014. El juez Ismael Moreno se ha basado en el informe presentado por la Plataforma de Afectados en el que revela que existe indicios de l alteración de la situación en la cuentas de la compañía Abengoa.
En 2018 el ICAC sancionó a la auditora Deloite y su socio Manuel Arranz manifestando la existencia de irregularidades que afectaron a la imagen que Abengoa trasladó en sus cuentas del ejercicio 2014, todo ello con el supuesto aval de la consultora. Desde Deloitte afirman que el ICAC no ha puesto en cuestión la auditoria de las cuentas de 2014, únicamente hace referencia a la ausencia de documentación de trabajo, sin tener que realizar cualquier tipo de ajuste en las cuentas del año 2014.{wbamp-show start}
Del mismo modo, el ICAC reconoce en el auto que Deloitte avaló la falsedad del estado financiero de Abengoa, más de 4.514 millones de euros en las cuentas de Abengoa que según el juez no fueron justificados. Esta situación ha motivado la atribución a Abengoa, Deloitte junto con los directivos que se han visto implicados en la investigación por alterar presuntamente la situación económica de la compañía con todos los riesgos que supone, no solo para la compañía sino para el resto de inversores.
De verificarse esta situación, la imagen de la consultora Deloitte atravesaría una incuestionable crisis de imagen. Queda por ver cuál será el modo de operar de la consultora para afrontar el proceso en el que se ha visto involucrada. Una crisis mal gestionada no sólo dañaría la imagen de la compañía sino que pondría una riesgo la reputación y la credibilidad de la empresa.
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