Los españoles pasan una media de 11 horas diarias mirando pantallas, frente a las 7 horas y media que duermen de media al día. O lo que es lo mismo, pasamos un 32% más de tiempo mirando pantallas que durmiendo. Este dato supone que de los 365 días del año, 167 los pasamos frente a nuestro Smartphone, ordenador, tablet o Smart TV. Es la conclusión a la que han llegado estudios realizados por Multiópticas y Fitbit. Estos dispositivos electrónicos han ido incorporándose en nuestras vidas hasta convertirse en objetos indispensables, tanto en el ámbito personal como en el profesional.
Estas cifras son realmente llamativas sobre todo cuando se trata de los más pequeños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha insistido en que los menores de 2 años no deberían exponerse a las pantallas. Sin embargo la realidad es muy distinta. Según el estudio de Multiópticas, 1 de cada 3 niños accede a ellas antes de los 3 años.{wbamp-show start}
A pesar de las recomendaciones de la OMS, en nuestro país no existe ningún consenso en esta materia. Tampoco existen organismos o instituciones que publiquen directrices o pautas sobre las horas que pueden pasar los menores frente a las pantallas, según un análisis elaborado por Qustodio, plataforma de seguridady bienestardigitalparafamilias.
Por el contrario, la ‘American Academy of Pediatrics’ (AAP) de EE.UU recomienda a los padres fijar un límite de 1 hora diaria para los niños de 2 a 5 años. De esta forma, la concienciación que existe en este país les ha llevado a poner en marcha el ‘National Day of Unplugging’ (Día Nacional de la Desconexión) celebrado el primer viernes de marzo. Desde Qustodio han analizado algunas de las razones que explican todo el tiempo que dedican los niños a las pantallas y cuáles pueden ser las consecuencias de una exposición excesiva:
Según Qustodio, los principales y primeros responsables son las familias. En multitud de ocasiones, los padres y madres prestan sus Smartphone a sus hijos para que se distraigan. Además, la cantidad de horas que los adultos pasan frente a las pantallas supone un mal ejemplo sobre el uso responsable de la tecnología para los menores.
La adición a las pantallas
Al recibir notificaciones, escuchar ciertos tonos o pulsar los botones de like nuestro cerebro genera dopamina (la hormona del placer). Esto afecta especialmente a los menores de edad, generando un efecto muy similar en ellos que el de los casinos o las casas de apuestas provoca en los adultos.
El vicepresidente de producto de Qustodio, Manuel Bruscas, ha advertido sobre los algoritmos que hay detrás de muchas aplicaciones, diseñadas para mantenernos enganchados. “Recomiendo a los padres que establezcan límites de tiempo que obliguen a sus hijos a desconectarse. Es demasiado fácil dejarse llevar por el flujo interminable de propuestas de vídeo, pero no todo el contenido en línea es positivo. Por ello, el trabajo de los padres no solo es establecer límites de tiempo, sino también revisar la calidad del contenido que visualizan sus hijos de forma regular“.
El estudio concluye afirmando que existen una gran cantidad de consecuencias psicológicas y físicas. Entre ellas, la depresión, falta de autoestima, adicción, nomofobia (miedo a estar desconectado) e, incluso, comportamientos violentos cuando los padres les intentan retirar los dispositivos. Por otra parte, las consecuencias físicas van desde la obesidad hasta secuelas como vista cansada o insomnio. A su vez, las pantallas también pueden afectar al aprendizaje.
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