PÚNICA SOBREVUELA EL PACTO CON CIUDADANOS, EN EL PSOE PREPARAN LA MOCIÓN DE CENSURA

La imputación del asesor áulico de Almeida y Casado pone a Ayuso contra las cuerdas

La imputación en Púnica del senador del PP, David Erguido, pone en una situación comprometida a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que tendrá que decidir si le obliga a dimitir o le mantiene en su escaño de la Asamblea de Madrid.

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Erguido es senador precisamente por ser diputado regional, lo que permitió a Casado premiarle con una designación autonómica a la Cámara Alta para garantizarle el aforamiento por si venían mal dadas.

Está acusado de varios delitos en Púnica por contratar con una empresa de la trama de la órbita de Francisco Granados.

De la máxima confianza de Casado y Almeida, Erguido ha sido el asesor con más influencia en ambos. Primero, cuando Casado sonaba como candidato a la Comunidad de Madrid y después cuando se enfrentó a Cospedal y Sáenz de Santamaría y se hizo con el partido.

A lo largo de los dos procesos, Erguido estuvo al lado del hoy presidente del PP. Amigo personal de éste desde los tiempos en los que coincidían en la primera planta de Génova, territorio de Esperanza Aguirre, Erguido supo ganarse también la absoluta confianza de Almeida cuando trabajaron juntos en la oposición a Carmena en el Ayuntamiento de Madrid.

El hasta ahora senador trazó la estrategia para estar en ambos lados a la vez e influir en Casado para aupar a Almeida a la candidatura al Ayuntamiento. Desde el Grupo municipal del PP, Erguido maniobró para hacerse con el poder en la sombra y logró ser el asesor imprescindible para ambos. A él se le atribuyen parte de los nombramientos de la lista de Ayuso para la Asamblea de Madrid, incluido el suyo, y la purga de los afines a la presidenta en los distritos de Madrid a favor de próximos a Almeida.

Su imputación supone un conflicto extraordinario para Ayuso, a quien la izquierda presiona para sacarle del parlamento madrileño. A ello se suma el pacto con sus socios de Ciudadanos y las exigencias internas de éstos, que pasan por cesar a cualquier imputado.

Así las cosas, la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene que lidiar con dos situaciones más que incómodas. La interna, que se resuelve con que Casado baje el dedo pulgar y Almeida le aparte de su núcleo duro si las presiones de Ciudadanos avanzan, y la que tendrá que lidiar con el bloque de la izquierda, encabezada por el PSOE.

Pedro Sánchez ya dio la instrucción de ir con toda la artillería a por Ayuso. Apartó a Gabilondo y nombró de número dos a José Cepeda para que hiciera de Poli malo, lo que ha supuesto agitar el miedo de la moción de censura. Cepeda, un histórico del PSOE en Madrid, siempre en segundo plano, ha visto la oportunidad de ganarse el favor del jefe y Erguido se lo ha puesto en bandeja. Otro argumento para atacar a la presidenta de Madrid si le mantiene en sus filas y otra excusa para que Sánchez cruja a Casado por no apartarlo.

En medio del escándalo de Kitchen, a los populares se les complica el calendario.

Seguiremos Informando…

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