El último Estudio General de Medios ha dejado sensaciones agridulces para COPE. A pesar de lograr unos resultados positivos en el cómputo global, con 11 oyentes más que en abril y 116.000 más que en diciembre del año pasado, son muchos los matices que pueden analizarse tras el último EGM de la segunda emisora más escuchada.
Si se analiza de manera pormenorizada los programas troncales de la emisora de Alfonso XI quedan al descubierto las cuentas pendientes que COPE tendrá para 2021 si quiere convertirse en la radio más escuchada. En lo que a esta última oleada se refiere, sólo Mediodía COPE ha logrado cerrar la última ola del año en positivo, sumando 81.000 oyentes. Y es que sus principales apuestas han suspendido el último examen del año.
El primero de ellos, Carlos Herrera, que en su primer EGM después de confirmarse su renovación en COPE ha salvado los muebles, pero se ha dejado por el camino 11.000 oyentes desde el mes de abril. Este es el menos malo de los resultados. El más perjudicado ha sido el segundo de los pilares más importantes de la emisora: La linterna.
COPE: objetivos a corto plazo
El espacio que cada noche presenta Ángel Expósito ha sido uno de los grandes lastres para COPE en este último EGM. En términos interanuales, ha perdido 63.000 oyentes, una cifra que sube hasta los 86.000 desde el pasado mes de abril.
Las noches deportivas de Juanma Castaño y las madrugadas también se suman a esta tendencia negativa, con importantes caídas. Solo Tiempo de Juego, que ha disfrutado de su segundo mejor dato en la tarde del sábado, logra aplacar este descenso de oyentes.
La tarde de Pilar Cisneros y Fernando de Haro también ha sufrido un importante varapalo con un descenso de 28.000 fieles -47.000 si tenemos en cuenta los datos de la misma oleada del año pasado- y deja a la emisora de los obispos en una situación comprometida y renunciando, al menos a corto plazo, al gran objetivo de recortar distancias con la Cadena SER.
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