Tras la gran bajada de temperaturas a consecuencia del temporal Filomena, las calles han quedado cubiertas por hielo en muchos lugares. La gran capa de nieve se ha congelado y ha convertido aceras y calzadas en pistas de patinaje no aptas para todos los públicos.
Los hospitales ya advierten del aumento de ingresos y atenciones en urgencias por traumatismos provocados por caídas. No obstante, muchas personas tienen que salir a la calle, ya sea por obligación o necesidad.
El Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) ha elaborado una serie recomendaciones para evitar resbalones y caídas, con el objetivo de que podamos ser más precavidos y evitar sustos innecesarios. La postura al caminar y el calzado serán las claves para no perder el equilibrio, pisar firme y no caernos.
¿Cómo debemos caminar por el hielo para no sufrir caídas?
Para evitar sufrir caídas, una de las cuestiones principales es andar despacio. Caminar a paso lento, siendo conscientes de dónde pisamos y cómo lo hacemos, puede ayudar a prevenir un resbalón.
Además, es importante que vayamos a pasos cortos y sin movimientos bruscos. La mejor forma de andar por hielo es hacerlo como los pingüinos: pasos cortos, pecho hacia fuera para adelantar el centro de gravedad y brazos sueltos para ayudarnos a mantener el equilibrio. Al inclinar el tronco hacia adelante, conseguiremos que el centro de gravedad sea más consistente y será más difícil perder el equilibrio.
¿Qué zapatos debemos llevar?
Suela antideslizante y con marcas profundas. Es esencial prestar atención al agarre de nuestro calzado. Para ello, debemos asegurarnos de que la suela sea antideslizante y que tenga un buen grosor, para aislarnos mejor del frío. Además, debe ser entre uno y dos centímetros más alta del talón que de la puntera. En cuanto a las marcas, cuanto más profundas sean mejor.
Talla adecuada para una total adaptación. Además de las propias características del calzado, lo más importante es cómo se adapta a nuestro pie. Debe quedarnos perfecto, ni grande ni pequeño.
Estructura y diseño. Es fundamental que la estructura del zapato sea funcional, lo más ligeros posible, flexibles, con elasticidad en la puntera y un correcto apoyo en el talón y la zona metatarsal. Por otro lado, también será beneficioso que el calzado nos cubra los tobillos para protegerlos del frío y evitar posibles torceduras.
Materiales de fabricación y acabado. En esta época del año, la característica más importante en el acabado de un buen calzado es la impermeabilidad. Además, también es importante que sea transpirable y fabricado con materiales naturales.
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