‘Las Cosas Claras’, el programa que presenta Jesús Cintora y produce José Miguel Contreras, recibe más presupuesto y más cuota de pantalla en La 1 de TVE. Una decisión sorprendente, si se tiene en cuenta que el falso espacio informativo camuflado como “actualidad” no consigue los objetivos que se había propuesto.
Por ahora, Enric Hernández, director de Información y Actualidad, y los dos beneficiarios directos de la operación (Cintora y Contreras) sólo pueden presumir de haber conseguido unos datos positivos, en comparación con lo que se emitía antes en la misma cadena. Algo escasamente difícil teniendo en cuenta que se trataba de la “pija” Tamara Falcó, respaldada por un cocinero, dando el espectáculo entre fogones.
Y no es que no haya faltado espectáculo en ‘Las Cosas Claras’ gracias, entre otros, a Ernesto Ekáizer, al que Cintora ha convertido en un muñeco de feria desde la cama de su habitación en un hospital madrileño. El hombre que, en otros tiempos dirigió el periódico económico más importante de España, Cinco Días, eso sí, con mano de hierro y que era el sabueso de Prisa ha mutado -y no sólo en su refugio periodístico al servicio de aventuras ‘indepes’- sino en prestarse a las perfomances de Cintora, pajarita incluida, convirtiéndolo en un abuelo Cebolleta, a mayor descojone del respetable.
A pesar de todo, la realidad es tozuda: el programa sólo hace un vuelo gallináceo. Su principal competidor, ‘Al Rojo Vivo’ en LaSexta, ni se ha inmutado y ‘Las Cosas Claras’ se ha convertido en un reducto del podemismo en la cadena pública. Mientras tanto, La Coproductora de Contreras, experto reconocido en televisión y en la facturación a mansalva, genera un coste de 43.000 euros diarios a la Corporación, medios de la misma al margen.
Con la decisión adoptada por Hernández de aumentar el tiempo de emisión de ‘Las Cosas Claras’ (desde este lunes, arrancará a las 12:30 horas), es previsible que, como temen en la propia Corporación, también aumente la facturación de la productora externa encargada del espacio, gastos a parte.
Esta medida no sólo aumentará el coste del programa, sino que también acrecentará el proceso de retroalimentación en el que ha entrado. Se trata de estirar el chicle del programa y aumentar su espacio de duración para afrontar los datos del espacio, que no son nada boyantes.
Lo positivo para los promotores directos de ‘Las Cosas Claras’ es que, en este caso, no hay un jefe de cadena dispuesto a marcarle al presentador cuál su territorio y la bolsa económica de TVE tiene final. Pero, es lo que tiene disparar con pólvora ajena.
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