Los sarcomas son un tipo especial de cáncer, de frecuencia excepcional, diagnosticándose entre cuatro y cinco casos por cada 100.000 habitantes al año. Afecta tanto a huesos como tejidos blandos, incluyendo músculos, nervios, tendones, vasos, piel, en todo el sistema músculo-esquelético, desde los pies a la cabeza. Se manifiesta en forma de un bulto, inicialmente indoloro, que crece progresivamente hasta causar un dolor constante. Su amplia diversidad en cuanto a su presentación, implica que cada caso deba abordarse de manera individual, mediante un abordaje multidisciplinar especializado.
A este respecto, el Hospital Ruber Internacional dispone de un equipo compuesto por expertos de diferentes especialidades para su diagnóstico y tratamiento, quienes trabajan de manera conjunta, con el fin de resolver los casos de sarcomas más complejos, con excelentes resultados. Esta metodología, siempre centrada en un primer objetivo de obtener el mejor resultado desde el punto de vista oncológico, reduce al mínimo las posibilidades de una de las consecuencias de operar un sarcoma: la amputación de la extremidad afectada.
El Hospital Ruber Internacional cuenta con un comité de expertos en sarcomas donde se decide de manera conjunta el mejor tratamiento para cada paciente. Este comité lo constituyen diferentes especialidades, tanto quirúrgicas, como de oncología radioterápica, oncología médica, anatomía patológica o radiodiagnóstico. Según destaca el experto en Cirugía Ortopédica Oncológica del centro hospitalario, el doctor Eduardo Ortiz (responsable de la resección del tumor) “nunca se toma una decisión que no haya pasado por el comité de sarcomas; por más que quiera y sepa algo, si no se valora el caso por el comité, y se toma una decisión colegiada, mi decisión individual no vale”.
De acuerdo con el doctor Ortiz, algunos de los pacientes con sarcoma han retrasado su visita al hospital, ya sea por miedo al contagio de la Covid-19 o por la anulación de sus pruebas. Por ello, acuden con tumores más desarrollados, lo cual es un serio problema. Ya que, “cuanto más pequeño sea el bulto, más fácil es la intervención. El pequeño tamaño del sarcoma es un buen factor pronóstico; son peores los bultos mayores de cinco centímetros”, añade.
Cuando las lesiones son mayores, o implican estructuras vasculares o nerviosas relevantes, se requiere la colaboración de otros especialistas quirúrgicos. Tal y como explica el doctor Pablo Gallo, jefe de la Unidad de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, “el sarcoma a veces está en intimo contacto a los vasos sanguíneos, y entonces debemos resecar el tumor sin lesionarlos o, en ocasiones, sustituir el paquete vascular por un by-pass de vena, arteria o de los dos, que hace la función del vaso que se ha extirpado”. El doctor Gallo destaca que el Hospital Ruber Internacional dispone de un quirófano híbrido, útil para realizar pruebas en el propio quirófano en estos tumores.
La reconstrucción de estructuras anatómicas, evitando la amputación de extremidades, es posible gracias al papel de la Unidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. El doctor César Casado, jefe del equipo, afirma que “a la hora de resecar un tumor de este tipo no basta con eliminar el tejido afectado, dado que el comportamiento agresivo del sarcoma exige extirpar tejido sano de alrededor, que nos sirve de barreras anatómicas”. En quirófano, reconstruyen en la misma intervención esos tejidos, ya sean tendones, músculos o incluso hueso, mediante tejido microvascularizado, minimizando las secuelas y posibilitando una recuperación precoz. “Además, de su correcta reconstrucción, depende que puedan someterse los pacientes a radioterapia en un tiempo adecuado”, puntualiza el doctor Casado.
Para la doctora María Purificación Domínguez Franjo, jefe de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Ruber Internacional, la complicidad entre patólogos y cirujanos es esencial para conocer la localización exacta del tumor y poder valorar los márgenes quirúrgicos en la biopsia intraoperatoria y así ayudar al cirujano a conseguir márgenes libres de tumor. “Además, los patólogos interpretamos los hallazgos histológicos en función de los datos clínicos, por ello es fundamental conocer los antecedentes y si ha habido tratamientos de quimioterapia o radioterapia previamente”, subraya.
Uno de los últimos pacientes operados fue P.F., quien desarrolló un sarcoma de tejidos blandos en su tibia izquierda. Su tumor debutó en 2013, aunque no empezó a aumentar de tamaño hasta los dos últimos años. “Llamé, me dieron cita y me atendieron enseguida. Ahora, tras la cirugía y dos semanas en silla de ruedas, he empezado a caminar y tengo que recibir radioterapia”, explica la paciente. Según reconocen los doctores, “aunque son cirugías muy espectaculares, intentamos hacerlas de forma ágil, priorizando la curación y minimizando las secuelas, obteniendo unas tasas de satisfacción muy altas”.
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