La organización casi perfecta, si no fuera, porque ya se sabe que en España te dicen que vigiles, y matas a tu madre para que no pase por la zona restringida, así de arrechos somos los españoles de pro. Me dirijo a unos jóvenes que estaban indicando dónde y cómo llegar a la puerta, y les pregunto: ¿sabéis si me puedo vacunar, porque ayer estaba malo y no pude venir? Uno me dice que no hay posibilidad, el otro que entre, que seguro que me pueden atender. Después de andar y esperar un buen rato, entro en el ‘hospital’ y allí una señorita, con más voluntad que conocimientos y educación, me espeta: ‘Para nada, usted no se puede vacunar’. Le pido que me deje contarle mi situación, y me dice que me aparte a un lado y que vendrá la ‘supervisora’… Pasan los minutos, y cuando pregunto por la supervisora me dicen: ‘es la supervisora de todo el hospital’. No entiendo, sólo quería vacunarme.
Pero, después de la experiencia, y de aconsejar a los que visitan el hospital que utilicen o pidan papeleras, llamo a todos los que conozco, que son muchos, para contarles el sucedido, y al no estar en campaña, pues eso, que hasta dentro de dos años se acabó la sensibilidad. Me parece que es una broma, y se va a vacunar el padre de la supervisora y su consejero, puedo decir que soy el primero al que le niegan la vacuna, seguro que no, porque allí, esperando a la supervisora había al menos otros tres desvacunados.
Queridos súper técnicos de la consejería de salud de Madrid y del ministro Illa, porque la otra no está. Quién es el iluminado que tiene en España SEIS MILLONES DE DIABÉTICOS sin vacunar, pero no pasa nada, porque ni son de riesgo, ni son crónicos… ¡Fariseos! Y, las asociaciones de estos enfermos cobrando para que les llenen de insulina.
Me quedo con las ganas de saber para qué vale la vacuna. Porque nadie, ni ellos mismos lo saben. Me quedo sin enterarme de si las células (TODAS) tienen ADN y ARN, o el ARN es sólo para las informaciones de los avanzados… Me quedo con las ganas de ver funcionar una vez, sólo una vez, la administración a favor de los que les mantenemos. A ellos, ellas y elles, y sus consejeras y declinaciones al uso, que les vayan dando.
SEIS MILLONES DE DIABÉTICOS AL FINAL SOMOS SEIS MILLONES DE PARIAS.
He pedido a los súper técnicos de Enrique y sus muchachos que no se esfuercen, que a mí ya no me pillan. ¡Qué asco, todo es política! Ya no puede uno ni morir tranquilo.
Seguiremos Informando…
Pedro Aparicio Pérez, por si las dudas atacan.
