La relación entre el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso y la cúpula directiva de Radio Televisión de Madrid (RTVM) es pésima. El enfrentamiento es un hecho que no se ha escondido y que, incluso, se ha intensificado en los últimos tiempos, con participación de terceros alineados por intereses políticos en esta batalla.
Desde la noche del 4 de mayo, la soledad de José Pablo López es manifiesta. El máximo responsable de la Corporación madrileña vio cómo su principal valedor, Ciudadanos, descarrilaba del vagón de la historia política de Madrid y su principal contrincante, el PP de Ayuso, se alzaba con una victoria sin paliativos. Estaba y es muy nervioso este José Pablo…
Desde la Puerta del Sol tomaron, y siguen haciéndolo, nota de los movimientos en el Ente Público madrileño. La idea, según señalan fuentes cercanas a la Comunidad, es aprovechar la mayoría con apoyo de Vox, para cambiar el convenio marco de la Corporación y sacar a López de su despacho, que es un gestor absolutamente impresentable, no hay más que ver los resultados.
En esa batalla, López cuenta con aliados políticos como los restos de Ciudadanos, intrascendentes, y formaciones de la oposición como PSOE, Unidas Podemos (sin apenas relevancia) y, sobre todo, Más País. Pero la extrema izquierda, bien en su variante ‘hardcore’, o en su versión ‘soft’, tampoco respalda al cien por cien a López, al que, no obstante, reconocen que les ha dado cuotas de visibilidad, tanto propias como a través de periodistas afines, que no se corresponden con sus resultados parlamentarios.
Esa es, precisamente, una de las quejas del bloque de derechas: la sobrerrepresentación de estos partidos y sus afines en la parrilla de Telemadrid. De hecho, fuentes del Ente aseguran que en las semanas previas a la campaña electoral se habría intentado “colar” a un número mayor de periodistas cercanos a la izquierda extrema en los programas de la Corporación.
En ese sentido, se apunta al director de Informativos de Telemadrid, Jon Ariztimuño, como el principal responsable de estos “enjuagues”. Una percepción que también ha calado en la Casa de Correos, donde consideran a Ariztimuño como el brazo ejecutor de López, su protector desde los tiempos en que ambos coincidieron en la episcopal 13TV. Y dejaron el recuerdo que dejaron.
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