El posible “rescate” a la Mediapro de Jaume Roures, se ha convertido en un asunto peliagudo para el Gobierno de Pedro Sánchez. La crisis que atraviesa el conglomerado del empresario catalán genera tensión en el seno del Ejecutivo, donde hay voces discrepantes ante lo que puede suponer dar el visto bueno a la petición cursada a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), para inyectar 230 millones de euros en Mediapro. ¡Menudo escándalo!
Los críticos con este “rescate” se basan en dos líneas argumentales que, llegado el caso, pueden incluso ser coincidentes. Por un lado, los que consideran que no es adecuado rescatar al conglomerado de un empresario ligado a Unidas Podemos y a la trama mediática del ‘procès’. En ese sentido, consideran que podría interpretarse como un “premio” a Roures y que podría ser utilizado por la oposición como munición para desgastar al Gobierno, que bastante va a tener con lidiar con los indultos.
Otros, por su parte, airean el hecho de que Roures está demasiado vinculado a Pablo Iglesias y su entorno y que, si con el exvicepresidente todavía en el Gobierno, se hizo frente a las presiones para salvar a Roures, ahora no puede cambiarse de línea. Como señalan algunas voces críticas con Iglesias, un “rescate” a Mediapro, ahora que Iglesias estaría a punto de comenzar a trabajar con él, sólo daría aire a los adversarios del Ejecutivo. Incluyendo al propio Iglesias, del que Moncloa, a pesar de las declaraciones altisonantes, se fía lo justo: o sea, nada.
Con esta situación, la ‘patata caliente’ sigue presente en la SEPI y, por extensión, en el seno del Ejecutivo. A su favor, Roures tiene una destacada presencia en el sector mediático y padrinos de lo más diverso -y sorprendente- en distintas áreas que presionan en su favor. Políticamente, sabe que puede contar con el apoyo de Unidas Podemos, del independentismo catalán más cercano a ERC y con algunos aprendices de brujo de entornos conservadores que operan, más que por parámetros ideológicos, por gusto al dinero y a remover el río para ver las ganancias sin escrúpulos, pero estos son demasiados.
En contra, una pésima gestión, una imagen depauperada y los mismos apoyos con los que cuenta, que le cierran puertas en otros lugares. La deliberación pinta complicada y nadie descarta nada. Pero, va siendo hora de que cada perro se lama su…
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