La Dra. Gloria Bocardo Fajardo, Especialista en Urología y Máster en Medicina Sexual del Hospital Quirónsalud Sur, es la responsable de la nueva Consulta de Sexología Médica para el hombre, dirigida al tratamiento para las disfunciones sexuales a través de un abordaje médico y sexológico.
Para el tratamiento de este tipo de disfunciones, se debe plantear el consejo sexual de forma sistemática e individualizada, ya que un alto porcentaje de pacientes se benefician de este asesoramiento y no necesitan terapia.
El objetivo de la Terapia Sexual es proporcionar las herramientas adecuadas que permitan a los pacientes conseguir una actividad sexual satisfactoria y una mejor calidad de vida. Las indicaciones para derivar a un paciente a terapia sexual son que presente problema sexual para el que no haya tratamiento médico o que no haya respondido al mismo, conflictos de pareja severos o disfunción que no ha respondido al asesoramiento sexual breve.
Métodos altamente estandarizados y efectivos
La Terapia Sexual es un conjunto de técnicas o métodos altamente estandarizados y efectivos para el tratamiento de las disfunciones sexuales. Los objetivos y las metas que se quieren alcanzar a través de este tipo de terapia se establecen y especifican desde el principio, diseñando un programa único de tratamiento adaptado a las peculiaridades del paciente y su pareja (si la tiene) y a las causas de su problema sexual. El tiempo necesario de terapia normalmente oscila entre 8 y 10 sesiones, a ser posible semanalmente. En cada sesión, se sugiere a los pacientes las indicaciones necesarias y las técnicas o estrategias terapéuticas que habrán de utilizar posteriormente por ellos mismos en forma de tareas para el hogar.
En consulta se abordan las diferentes alteraciones que se pueden dar en cualquiera de las fases de la respuesta sexual masculina como problemas de deseo, de erección, eyaculación y orgasmo. Por otro lado, se tratan las alteraciones sexuales que puede presentar el paciente con patología oncológica, ya que, en muchas ocasiones, tanto el médico como el propio paciente, consideran que los efectos secundarios en el área sexual son inevitables, y por tanto deben ser asumidos. El paciente habitualmente no expone estos problemas porque los niega, considera que en ese momento no deben ser la prioridad para sí mismo o para su médico o, simplemente, porque no se siente cómodo hablando de ello. Identificar la presencia y la severidad de los problemas sexuales, y facilitar su comunicación, debe ser considerado como parte del tratamiento oncológico, ya que está demostrado que mejorando estos, se consigue una mejor adaptación a la enfermedad y mejor resultados en la salud.
Por otro lado, tal y como ponía de manifiesto el estudio “Impacto de la pandemia de COVID-19 en el comportamiento sexual de la población. La visión del este y el oeste” coordinado por el Dr. Francois Peinado la pandemia de COVID-19 ha cambiado radicalmente las relaciones interpersonales y de pareja; el trabajo en el hogar, el distanciamiento social, la presencia continua de niños en el hogar, el miedo a las infecciones y la imposibilidad de encontrarse físicamente con otros han cambiado los hábitos sexuales de la mayoría de las personas.
A su vez, el consumo de pornografía refleja esta nueva situación con datos que muestran un aumento sustancial en las visitas a esos sitios web. La pandemia está cambiando radicalmente a la pareja y sus relaciones: el encierro, la dificultad para tener relaciones sexuales, la pérdida de trabajo, los problemas económicos y un futuro incierto pueden actuar como desencadenantes para incrementar los problemas de índole sexual.
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