La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha emitido un ‘aviso especial de fenómeno adverso’ por la primera ola de calor de este verano. Hasta el próximo 16 de agosto nos acompañarán las altas temperaturas, que podrían superar los 45º centígrados en los valles de la mitad sur y del Ebro. Sólo el área Cantábrica y la mayor parte de Galicia se librarán de este calor extremo.
Desde el Ministerio de Sanidad proponen diez consejos para prevenir los problemas derivados de la exposición a temperaturas muy altas.
– Beber mucha agua y líquidos con frecuencia. Independientemente de que sintamos sed y aunque no realicemos actividad física alguna.
– Tener cuidado con las bebidas con cafeína, alcohol o mucha azúcar. Estas pueden ayudarnos a perder más líquido corporal.
– Prestar atención especial a bebés, niños, personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación, como las patologías cardiacas.
– Permanecer en lugares frescos, a la sombra o climatizados.
– Reducir la actividad física y evitar realizar deportes al aire libre en las horas más calurosas del día.
– Llevar ropa ligera, holgada y que transpire adecuadamente. Por ejemplo, el algodón permite que la piel transpire con normalidad.
– No dejar nunca a ninguna persona o animal en vehículos estacionados y cerrados.
– Consultar con el médico si sufrimos síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
– Mantener las medicinas en lugares frescos, ya que el calor puede alterar su composición y sus efectos.
– Comer de forma ligera, especialmente alimentos que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos, etc.).
¿Cómo dormir mejor durante la ola de calor?
– Duchas templadas. Aunque nos pueda apetecer más una ducha de agua fría, debemos evitarlo ya que, al salir del agua, la sensación de calor será aún más elevada que antes y volveremos a sudar enseguida.
– Si nos despertamos empapados de sudor en la cama, la mejor opción es ir al cuarto de baño y mojarnos las palmas de las manos, las plantas de los pies y las mejillas con agua templada. Así regularemos nuestra temperatura corporal evitando que suba demasiado.
– Evitar beber el agua muy fría. Se produce el efecto contrario a largo plazo, debido a que el organismo tiene que emplearse a fondo para hacer frente a esa bajada brusca de temperatura y equilibrarla hasta llegar a esos 37 grados habituales.
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