La cistitis es una infección urinaria cuyo riesgo se incrementa durante los meses de verano y una de cada cuatro personas la sufre al menos una vez al año. Conclusiones como estas se extraen de la encuesta Fitofarma 2020, realizada por Arkopharma Laboratorios con el asesoramiento del Centro de Información de la Cistitis.
La mayoría de las infecciones urinarias como la cistitis se producen en mujeres de entre 20 y 44 años, llegando a poder tener hasta tres episodios cada año. Según el Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y colaborador del Centro de Información de la Cistitis, “en verano el riesgo se incrementa por cuatro motivos: hay más relaciones sexuales y estas están relacionadas de forma directa con este tipo de patologías; los baños en playas y piscinas crean humedad que facilita la colonización de bacterias; también hay una mayor transpiración que puede incrementar la incidencia; y por último, suele descuidarse más la higiene”.
Síntomas frecuentes asociados a la cititis
Es muy importante saber identificar síntomas más frecuentes asociados a estas infecciones urinarias para instaurar un tratamiento precoz. “Si tenemos ganas continuas de ir al baño, acompañado de molestias o escozor al orinar, dolor en la pelvis e, incluso, fiebre o dolor lumbar, debemos pensar que estamos ante una cistitis y consultar lo antes posible con el farmacéutico o el médico para escoger la mejor opción terapéutica”, advierte el doctor Palacios.
En el 80% de los casos la bacteria causante de la cistitis es la Escherichia Coli (E. Coli), que se adhiere a las paredes del tracto urinario a través de sus fimbrias o cilios, de tal manera que no pueden ser expulsadas por la orina. “Lo más normal es que se localice en el recto y en la zona de la vagina, por ello durante las relaciones sexuales puede moverse hacia la uretra”, afirma el doctor.
Para prevenir este tipo de infecciones, según las recomendaciones del Centro de Información de la Cistitis: se debe tomar mucho líquido, evitar sustancias como el alcohol, orinar de forma frecuente y, sobre todo, antes y después de las relaciones sexuales. Además, mantener una buena higiene o cambiar el traje de baño mojado para reducir la humedad, entre otros.
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