“OJALÁ MIS PALABRAS SE ACABEN CUANDO ME ACABE YO”

Pepe Domingo Castaño: “Cuando nos fuimos de la SER nos llamaron delincuentes”

ANALIZA LA SITUACIÓN DE LA RADIO: “TIENEN QUE APARECER VOCES JÓVENES”

 

Hablamos con Pepe Domingo Castaño. El locutor repasa su trayectoria tras la publicación de su libro. Desde sus inicios en Galicia hasta su fichaje por COPE, pasando por la polémica salida de la SER que protagonizó junto a Lama y González: “Tengo respeto por la SER y desprecio eterno por quienes fueron sus responsables”.

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“Las palabras se acabarán cuando yo me acabe”. Pepe Domingo Castaño es un mito, una leyenda viva de la radio, y así quiere que siga siendo. A sus 79 años aún se ve con fuerzas para continuar frente a los micrófonos, aunque reconoce que, como cada año, hará balance emocional en primavera para valorar si debe seguir trabajando. Muchos han visto en la publicación de su libro –Hasta que se me acaben las palabras– una despedida, pero la pasión que tiene por la radio parece apuntar lo contrario.

El locutor gallego confiesa que está “abrumado” por todas las muestras de cariño que ha recibido durante las últimas semanas. Durante su amplia trayectoria ha hecho televisión, pero sobre todo radio. Pronto fichó por la Cadena SER, donde presentó El gran musical, un espacio que le valió para ganar el primero de los cuatro Premios Ondas que tiene en su haber.

En Televisión Española presentó 300 millones, desde donde volvió a la SER para poner voz a algunos programas deportivos. Sin embargo, su carrera cambió en 1988 con su fichaje por Carrusel Deportivo, donde pasó a ser una de las voces más reconocidas de nuestro país. Terminó saliendo por la puerta de atrás junto a Paco González y Manolo Lama, pues su fichaje por la competencia no sentó nada bien en los despachos de la cadena de Prisa. Desde 2010 le pone ritmo y humor a las tardes del fin de semana desde Tiempo de Juego, en COPE.

Acaba de publicar un libro que se podría calificar de autobiográfico. ¿Se siente abrumado por todo el cariño que está recibiendo?

No abrumado, estoy desbordado. He viajado a Padrón, a La Coruña, a Valencia, esta semana voy a Zaragoza, luego iré a Barcelona, a Murcia, a Sevilla… No sabes lo que significa para un hombre de radio como soy yo, ver que la gente te da las gracias en directo, casi llorando, por hacerles felices. Es la frase que más me gusta de una audiencia de radio: “gracias por hacernos felices”. Y eso lo repiten en todas partes y me hacen emocionarme en cada sitio que visito. Es algo grandioso.

La radio tiene esa magia, ¿no?

Se ve sobre todo en la diferencia que hay cuando la gente saluda a un personaje conocido en televisión, que le saluda con admiración. En cambio, a los de la radio nos saludan y nos quieren. Es un saludo con cierto cariño, muy agradecido. En la radio no te están viendo, tú tienes que suplir la falta de imagen con imaginación. Por eso en la batalla siempre permanente entre la tele y la radio, esos que dicen que la imagen vale más que mil palabras, puede ser cierto, pero amigo mío, en contra de la imagen está la imaginación. Y donde esté la imaginación que se quiten las imágenes.

¿Cómo surgió la idea de escribirlo?

No tenía ninguna intención de publicar este libro. Tiene dos partes. La primera empieza cuando dejo el convento, en el noviciado, y digo que no quiero ser fraile. Luego vuelvo en un flashback a mi infancia y mi juventud, y termina cuando llego a Madrid desde Santiago de Compostela. Ahí termina la primera parte, que yo creí que era el libro completo. Lo guardé, lo volví a leer y no me gustó nada. Pensé que esto no le interesaba a nadie y que solo me interesaba a mí.

Lo escribí en una pequeña “depre” que tuve, necesitaba sacar de mi alma todos aquellos recuerdos, y quedó olvidado en un cajón. Y un día, en un programa de radio, el locutor me preguntó oye, creo que tienes un libro escrito de memorias. Y digo sí, de vivencias, pero es muy malo y no creo que lo quiera publicar nadie. Y fíjate por donde, lo oye un señor en La Coruña, un tal Juan Luis Miravet, al que estoy eternamente agradecido, y me dice quien tiene que decir si el libro es bueno o malo no eres tú, tiene que ser una persona, en este caso yo porque tengo relación con editoriales, y te pido por favor que me envíes el libro.

Se lo mandé y a los pocos días me dice tengo en las manos un best-seller y yo me quedé acojonado. Yo le dije pero si a mí me parece malísimo, y me dijo ¿qué dices? Es una tontería, está muy bien, pero está incompleto. Falta la segunda parte: desde que llegas a Madrid en adelante. Ahí me viene un poco atrás porque no estaba tan inspirado como cuando escribí la primera parte, pero él me dijo que lo intentará. Pasó bastante tiempo hasta que una tarde de esas de lluvia que hay en Madrid, empezó a fluir la segunda parte. Y ya no pude parar, que es lo bonito. Cuando fluye tan fácilmente no puedes parar. Empecé a escribir, terminé, se lo envié y ahí está el libro.

El título es toda una declaración de intenciones. ¿Tenemos Pepe para rato? ¿Se ve terminando su carrera en COPE o se ha planteado fichar por otra emisora? Quizás en Galicia…

Las palabras se acabarán cuando me acabe yo. Sería maravilloso que yo me fuese con las palabras. Eso querría decir que seguiría trabajando hasta ese momento. ¿Es una premonición? No lo sé, depende de cómo me encuentre, de año en año, si me encuentro bien en primavera, que es cuando hago mi análisis de ilusión y de fuerza, sigo un año más, y no me encuentro bien lo dejaría. Entonces se me acabarían las palabras antes de que me acabase yo. Espero que no.

Tengo un problema con Galicia. A mí me encanta tener morriña porque la morriña es cariño y recuerdo a tu tierra. Pero para tener morriña tienes que estar lejos de tu tierra. Y cuando me preguntan si cuando deje de hacer radio, si lo dejo, me iría a vivir a Galicia, les digo que no. Y me preguntan, pero ¿por qué? ¡Si es tu tierra! Y digo ya, pero yo quiero tener morriña y para tenerla tengo que estar lejos. Volver de vez en cuando me encanta, pero yo quiero tener morriña permanentemente.

Y cambiar de emisora ahora no. Para mí la COPE es la culminación de una locura que cometimos 50 personas hace 11 años. Gracias a ella hemos ingresado en una cadena que nos quiere, que nos da cariño, que nos da todo lo que necesitamos para ser felices y hacer la radio que nos gusta.

También es un homenaje a la radio y un reflejo de su vida. ¿Le quedan retos laborales por cumplir o ya lo ha hecho todo?

Yo siempre tuve ganas, y nunca pude, de hacer un programa de noche. Recuerdo cuando conocí a Prat, para mí único Dios de la radio, él hacía un programa que se llamaba Radio Madrid Madrugada al que me invitó. Vi aquel hombre trabajar con una brillantez, unas ganas de vivir, de comunicar, con una improvisación brutalmente buena… Y dije qué bonito programa de noche. Mira que he hecho programas musicales, El gran musical, programas deportivos, Carrusel (Cadena SER) Tiempo de Juego (COPE), televisión con 300 millones, programas de la mañana… Pero creo que al final no lo haré, ya va a ser complicado.

Usted ha marcado una época en la radio junto a otros nombres como Lama o González ¿Cómo ve el futuro? ¿Quiénes cree que podrían recoger el testigo?

Creo que por las academias de radio, por las universidades donde se estudia comunicación tiene que haber figuras que tomen el relevo. Sería muy triste que Paco (González), Manolo Lama, José Ramón de la Morena, Carlos Herrera o yo no tuviéramos relevo. Creo que por ahí tiene que haber jóvenes que aporten a la radio lo que la radio necesita para ir evolucionando.

La radio últimamente está bastante quieta, bastante dormida. La radio tiene que despertar, tienen que aparecer voces jóvenes que rompan la monotonía. Llevamos haciendo radio los mismos un montón de años. Va siendo hora de que haya voces nuevas, que aporten algo a la radio a parte de lo clásico. Faltan ideas, pero quienes tienen que aportarlas son los que está ahora estudiando. De ellos depende.

Pero la radio también ha evolucionado en los últimos años. Los podcast están a la orden del día y hasta se graban los programas para después poder verlos en YouTube. ¿Cómo está viviendo todos estos cambios?

La técnica sí está cambiando en la radio. Tú tienes un móvil, y el móvil es una emisora. El podcast es la mejor manera que tiene la radio de permanecer. Tú escuchas lo que quieres cuando quieres. Eso es muy importante para la radio. Aunque la radio para mí es el directo porque creo que en el directo, creo en la espontaneidad y en la vida del directo.

Eso no quiere decir que personas que no puedan oír en directo su programa favorito tengan la oportunidad de poder oírlo cuando ellos quieran pensando que ese programa se emitió en directo y no expresamente para oírlo fuera de esa hora. Pero así tiene que ser. Todo lo que beneficie a la audiencia de radio, para mí es bienvenido. Todos los youtubers, toda la gente de Twitch, de TikTok, todos son bienvenidos porque todo engrandece la amplitud y la modernidad de la radio.

Quedan seis meses para el final de la temporada, pero el estreno ha venido de la mano de éxitos en el EGM, ¿cómo cree que va a ser el final del año en audiencia? ¿Es de los que respaldan el EGM o tiene reticencias?

Pensé durante muchos años que éramos número 1 ya y no nos lo daban. Cuando nos daban número 1 el sábado, no nos lo daban el domingo y viceversa. Yo dudaba del EGM. Nosotros llevamos tres EGM, desde 2021, siendo números 1. ¿Qué significa eso? Que el recuerdo permanece. Dicen que el EGM premia el recuerdo de un programa, de unas voces… Pues si somos tres EGM líderes quiere decir que nuestro recuerdo está entrando en la cabeza de la gente a la hora de elegir su programa.

¿Cómo va a ir el 2022? Lógicamente tendría que ir mejor porque el recuerdo se va afianzando. Carrusel tuvo el número 1 durante muchos años, ahora hemos venido nosotros. No sé si es porque somos más simpáticos, porque lo hacemos mejor, porque le caemos mejor a la gente… Pero somos líderes. ¿Que si creo en el EGM? No tengo más remedio que creer porque es el único sistema de medición que hay.

Para mí lo ideal sería que durante la transmisión de Tiempo de Juego del sábado y del domingo, y del resto de programas deportivos del fin de semana, se hiciese el estudio del EGM. Ahí sabríamos quién está escuchando el programa y quién no. Esa sería la medición exacta, pero me han dicho que es muy caro y que no se atreven a hacerlo. Y así nos va.

El otro día le dijo a Carlos Herrera que se sintió traicionado por Prisa. ¿Qué le desea ahora a la SER?

Tengo por la SER un gran respeto. Le he dado mis mejores años a la SER y la SER me ha dado a mí la oportunidad de poder cumplir dos sueños muy importantes: primero hacer El gran musical, que lo hice del 73 al 78, y luego hacer Carrusel Deportivo desde el 88 al 2010. Soy un admirador, pero de lo que no soy admirador es de algunas personas que en el momento en el que tuvimos que elegir entre quedarnos e irnos, elegimos irnos.

No tuvieron ningún respeto con un señor que trabajó con ellos 37 años, y creo que se merecía un adiós de sonrisa y no un adiós de odio. A nosotros nos llamaron delincuentes cuando nos fuimos de la SER. No somos delincuentes. Nos fuimos porque a Paco (González) le habían tratado como le habían tratado, y nos fuimos. Hay tres personas que son Augusto Delkáder, Daniela Nido y Raúl Rodríguez, que en aquel momento no se portaron bien conmigo. A ellos, mi desprecio eterno, a la SER, mi respeto y mi admiración por 37 años de mi vida.

Volviendo al libro. ¿Qué le diría a alguien para convencerle de que lo leyera?

Que si tiene sentimientos, si tiene ganas de revivir su juventud, su infancia; si tiene ganas de darle importancia a las pequeñitas cosas de la vida que te han pasado, igual se ve reflejado en este libro, e igual se emociona como yo cuando he vuelto a leerlo. Y luego si le interesa un poco este gallego que soy yo y me tiene un poquito de cariño, que lo compre. El beneficio no va a ser para mí, sino que va a ser para Cáritas y AESLEME.

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