Guillermo Lahera, profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá, vinculado al Hospital Universitario Príncipe de Asturias, e investigador de CIBERSAM ha puesto de manifiesto que , “el trauma infantil aumenta el riesgo de depresión y puede aumentar también, en la vida adulta, el riesgo de inicio temprano, recaída y cronicidad de esta enfermedad. Más allá de los efectos negativos sobre la salud mental, el trauma infantil impacta también a nivel neurobiológico, físico, conductual y psicosocial”.
Pero, ¿a qué se refieren los expertos cuando hablan de una experiencia traumática? Cualquier situación en la que una persona se ve expuesta a escenas de muerte real o inminente, lesiones físicas graves o agresión sexual, ya sea en calidad de víctima directa, cercana a la víctima o como testigo, han explicado los expertos asistentes a la jornada.
Un elevado porcentaje de adultos con depresión presenta antecedentes de trauma infantil, el 62,5% frente al 28,4% de personas sanas, lo que se asocia también de forma directa a una peor respuesta al tratamiento antidepresivo o remisión, especialmente si han sufrido algún tipo de abuso antes de los 7 años. Como explica el Dr. Lahera, “existe una fuerte evidencia de asociación entre el trauma infantil y la enfermedad mental posterior. Esta asociación es particularmente evidente para la exposición al bullying, el abuso emocional, el maltrato y la pérdida temprana de los padres”.
Siguiendo en este contexto, el trauma psicológico multiplica concretamente por cuatro el riesgo de sufrir depresión tras múltiples experiencias adversas en la infancia. Los datos reflejan que el 24,2% de niños y adolescentes expuestos a trauma cumplen los criterios de depresión, siendo el trauma por violencia interpersonal el que tiene mayor prevalencia y causa un mayor nivel de depresión. Este grupo de población joven cuenta con una probabilidad 2,6 veces mayor de desarrollar depresión, que aquellos niños y adolescentes no expuestos a ningún tipo de trauma. El dato más alarmante es que el trauma psicológico aumenta también el riesgo de suicidio de 2 a 5 veces en la sociedad.
Diagnóstico temprano y tratamiento especializado
Ante la prevalencia de casos de depresión y otros trastornos mentales a nivel mundial y especialmente, tras la pandemia, los expertos insisten en la importancia de estudiar los posibles traumas de forma temprana, dado su efecto preventivo, y en no subestimar su incidencia e importancia, ya que la depresión asociada al trauma infantil requiere de un tratamiento especializado y una atención más compleja.
“En aquellas personas con antecedentes de trauma hay que evaluar si están afectados los dominios del funcionamiento emocional, conductual, cognitivo, somático y relacional”, aclara el Dr. Lahera, para quien la importancia de la atención primaria es fundamental en el diagnósticos temprano de esta patología, ya que “las personas con estrés traumático pueden presentar, inicialmente, síntomas físicos como quejas somáticas, trastornos del sueño o irritabilidad”.
En la actualidad, el tratamiento más recomendado por los expertos para tratar el TEPT se basa en psicoterapias como la terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma y que ayuda a tomar conciencia de pensamientos imprecisos o negativos para que el paciente pueda visualizar situaciones problemáticas con mayor claridad y responder a ellas de forma más efectiva, la exposición prolongada y el EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) como primera línea terapéutica.
El tratamiento farmacológico añadido a la terapia, en algunos casos, puede ser también necesario. En este ámbito, “el fármaco vortioxetina ha mostrado eficacia a corto y largo plazo en los síntomas depresivos y de ansiedad, y en el funcionamiento general en pacientes con depresión que reportaron trauma infantil o reciente”, ha concluido el Dr. Lahera.
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