El exlíder de Unidas Podemos realizó días atrás unas declaraciones que pretendían ser una defensa del periodista, considerado uno de los ‘plumillas’ de cámara del partido morado. Y lo que salió, finalmente, fueron unas confesiones que dejaron retratado a Cintora como el nuevo Pedro.
Pablo Iglesias sigue intentado alimentar su cruzada contra los medios de comunicación no afines a su patrón, el magnate Jaume Roures. Aunque para ello acabe lanzando ‘fuego amigo’ sobre antiguos afines como Jesús Cintora. Porque la semana pasada Iglesias salió en defensa del periodista soriano y acabó dejándole a los pies de los caballos, poco menos que como un mentiroso y un profesional discutible.
Iglesias, en presunta defensa de Cintora, aseguró que el expresentador de ‘Las Cosas Claras’ en La 1 de TVE no acudió a su podcast, ‘La Base’, para evitar que le vincularan con él. Lo que, si se reflexiona un poco, suponía tildar al soriano poco menos que de cobarde. La explicación de Iglesias para justificar que Cintora no quisiera acudir al podcast es que no podía granjearse antipatías a la búsqueda de trabajo. Algo pintoresco si se tiene en cuenta que desde su salida de ‘Las Cosas Claras’ en el verano de 2021 Cintora no ha hecho más que escribir un libro que, a juicio de quienes lo han leído, se ha quedado estancado en la indignación del año 2014, su etapa dorada.
Pero Iglesias no se quedó ahí. Aparte de criticar el programa de Cintora en TVE, asegurando que no le gustaba ver a un grupo de “fachones” debatiendo con un activista de extrema izquierda, el exvicepresidente del Gobierno dejó a Cintora poco menos que como un mentiroso al señalar que, frente a lo indicado por el soriano (“no he comido en mi vida con Pablo Iglesias”, señaló en una reciente entrevista), sí habían cenado juntos en un restaurante chino de Vallecas. La ocasión, según Iglesias, sirvió para contarle a Cintora que iba a montar Podemos cuando era tertuliano del programa que dirigía el otro en Cuatro.
Cintora, que hasta su salida de TVE se había preciado de su “amistad” y sus contactos privilegiados con Iglesias, se desvinculó -al menos de forma pública- de dicha relación. Ahora se ve que hay “manos amigas” que van derechas al cuello.
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