INSUFICIENCIA CARDIACA: ENFERMEDAD DE ELEVADA PREVALENCIA

La continuidad asistencial y el autocuidado, claves en pacientes con insuficiencia cardiaca para una mejor evolución de la enfermedad

“CONTINUIDAD DE CUIDADOS PARA EL PACIENTE CON INSUFICIENCIA CARDIACA 2022”

Los profesionales de la Unidad de Continuidad Asistencial identifican a los pacientes en el momento del ingreso, valorando sus necesidades, y realizando la coordinación multidisciplinar entre los diferentes niveles asistenciales

Publicidad

La Continuidad Asistencial es una pieza fundamental para que exista una atención de calidad en el sistema sanitario mediante la coordinación eficaz entre los distintos niveles asistenciales y, en especial, para ofrecer a los pacientes un adecuado abordaje de sus problemas de salud; como también lo es el autocuidado, sobre todo en patologías como la insuficiencia cardiaca.

Sobre esta premisa, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz organizó recientemente la jornada “Continuidad de cuidados para el paciente con insuficiencia cardiaca 2022”, celebrada en formato presencial y en streaming con el fin de actualizar sobre la misma y las estrategias existentes para controlarla a las personas afectadas por esta patología y poner a su disposición todas las herramientas esenciales para su manejo ambulatorio a través del autocuidado.

La insuficiencia cardiaca es una enfermedad de elevada prevalencia. “En España, representa la primera causa de hospitalización en la población mayor de 65 años, además de ser responsable de frecuentes reingresos hospitalarios, siendo la media en torno a uno por paciente y año”, explicó Marina Verano de la Torre, enfermera de Continuidad Asistencial del hospital madrileño, tras las palabras de bienvenida del director de esta unidad, el Dr. Oscar Gómez Martín.

Son muchas las causas que pueden desencadenar la insuficiencia cardíaca, tales como la enfermedad de la arteria coronaria, el escaso o inadecuado control de la presión arterial alta, la cardiopatía congénita, el ataque cardíaco, las válvulas cardíacas permeables o estrechas o las arritmias, entre otros motivos. Además, tal y como señaló el enfermero de Continuidad Asistencial del mismo centro hospitalario Javier Sánchez Martín, “la insuficiencia cardiaca puede descompensarse por otras patologías, como una infección respiratoria, anemia, amiloidosis, enfisema, alteración del tiroides, sarcoidosis o, incluso, un nivel elevado de hierro en el cuerpo”.

Por su parte, su compañera enfermera de Continuidad Asistencial Laura María Muñoz Areta quiso profundizar en el importante papel de los profesionales de su área de trabajo: “Nosotros identificamos a los pacientes en el momento del ingreso, valorando sus necesidades, y realizamos la coordinación multidisciplinar con su centro de salud para darle una respuesta integral, continua, segura y eficiente”, aseguró, subrayando la relevancia de que el paciente sepa cómo se hará el seguimiento de su patología una vez dado de alta y cómo manejar el primer episodio de insuficiencia cardíaca.

La jornada también abordó la manera en la que se valora al paciente antes de dar el alta, de la mano de Marta Hernán Brun, enfermera de Hospitalización del Servicio de Cardiología de la Fundación Jiménez Díaz, quien explicó cómo “el cardiólogo realiza una serie de pruebas con el fin de asegurarse que el paciente se encuentra en las condiciones favorables para poder irse a su casa”.

En este sentido, la enfermera expuso que los pacientes que ingresan con diagnóstico de insuficiencia cardíaca suelen estar en un estadio C o D de la enfermedad -presentan síntomas propios de la insuficiencia cardiaca, como disnea, edemas, aumento de peso, palpitaciones, etc, que, si son muy severos, les impiden realizar muchas de actividades de la vida diaria y requieren tratamiento especializado-, mientras que para recibir el alta deben estar en un estadio B -en el que hay una disfunción ventricular, pero es asintomática; es decir, el corazón no funciona con normalidad, pero han desaparecido los síntomas congestivos-, “teniendo una disfunción ventricular, pero asintomática”.

Asimismo, resaltó que antes de que el paciente vuelva a su hogar, se le ofrece una serie recomendaciones basadas en los hábitos y estilos de vida saludables: “Seguir el tratamiento, controlar la ingesta de sal y líquidos en la dieta, medir la tensión arterial varias veces a la semana, realizar ejercicio y evitar las situaciones de estrés, son algunos de los consejos que damos a los pacientes”, detalló, apuntando que también se les informa acerca de los signos que pueden hacerles sospechar de una recaída, tales como ganar peso bruscamente, hinchazón de pies, tobillos o abdomen, disminución de la diuresis (secreción de orina), dificultad para respirar, palpitaciones o cansancio.

Por último, el encuentro contó también con la participación de María González Piña, enfermera de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del hospital madrileño, para mostrar en qué consisten los autocuidados en los pacientes con insuficiencia cardiaca que el protocolo define como “Promover la salud, prevenir las complicaciones y hacer frente a la enfermedad con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica”. Además, añadió algunas recomendaciones a las mencionadas, a tener en cuenta por los pacientes en su domicilio, como el reconocimiento de síntomas de congestión, la monitorización del peso, la evitación de tóxicos como tabaco o alcohol y la inmunización gripal y neumocócica.

Son cuatro años los que lleva en funcionamiento la Unidad de Insuficiencia Cardiaca de la Fundación Jiménez Díaz, que cuenta con profesionales de los servicios de Cardiología, Medicina Interna y Enfermería. “La complejidad asistencial de esta enfermedad ha puesto en evidencia la necesidad de un abordaje integral, dando lugar a programas de gestión de patologías, apuntó González. Gracias a este tipo de unidades, se mejora la adherencia a las estrategias de autocuidados y se eleva la calidad de vida del paciente, concluyeron los expertos.

Seguiremos informando…

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil