Llega 2023 y España sigue sumando cifras récord de sufrimiento extremo: 4.003 personas se quitaron la vida en el año 2021, un 1,6% más que en 2020 (3.941), según los datos difundidos hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Nunca antes se había superado la barrera de los 4.000 fallecimientos y esto es lo que ha hecho que el suicidio, con una tasa de 8,44 por 100.000 habitantes, sea la primera causa de muerte externa en España, una muerte que en la inmensa mayoría de los casos es prevenible con ayuda.
En concreto, en 2021, 2.982 hombres y 1.021 mujeres pusieron fin a sus días, es decir, once vidas perdidas cada 24 horas. Además, el informe del INE deja otros datos, también al alza, que sobrecogen: 22 de los fallecidos (14 chicos y 8 chicas) tenían menos de 15 años. Son ocho niños más de esta franja de edad los que se quitaron la vida en 2021 respecto al balance anual anterior, que informaba de la muerte de 7 niños y 7 niñas.
Datos sobrecogedores que sitúan al suicidio, después de los tumores, como la principal causa de muerte de los jóvenes (entre 15 y 29 años): en 2021 fallecieron 316 (237 hombres y 79 mujeres) frente a los 300 de 2020. Pero, aunque no se menciona tan a menudo, esta es una realidad que también afecta con dureza a los ancianos. En la tercera edad se da las mayores incidencias de suicidio consumado. 1.235 personas de entre 65 años a 95 años o más se quitaron la vida el año pasado en España.
En su último informe, el INE también ha ofrecido datos provisionales del primer semestre de 2022 y la tendencia al alza es desafortunadamente la misma: 2.015 fallecimientos, un 5,1% más que en el mismo periodo del año anterior.
¿Cuáles son las medidas más urgentes?
Actualmente no hay soluciones inmediatas, pero lo más importante es trabajar como afirman los expertos, en el aspecto educacional de los más jóvenes. Y es que, desde el punto de vista sanitario lo más importante es la prevención que viene siempre de la dar una mejor educación y de la autodetección de aquellas personas en riesgo. Y una vez detectadas por supuesto un sistema asistencial accesible para llevar a cabo el abordaje y tratamiento necesario.
Hay que recordar, que como medida importante, el pasado mes de mayo el Gobierno puso en marcha el 024, el primer teléfono público a nivel estatal que ofrece atención profesional y apoyo a afectados y familiares. La línea, gestionada por Cruz Roja, atendió en los primeros seis meses de 2022, según el último balance facilitado, a más de 63.000 ciudadanos, se han producido más de 2.000 derivaciones al 112 y se han detectado unos 800 suicidios en curso. Esta labor de escucha y atención la realizaba hasta entonces en España la red de voluntarios del Teléfono de la Esperanza (717 003 717), la asociación Barandilla (911 385 385), ANAR, que ofrece ayuda a niños/as y adolescentes 900 20 20 10 y ayuntamientos como el de Barcelona (900 925 555).
Por ello, ante tal situación, es necesario un esfuerzo colectivo que permita proporcionar a aquellos que lo necesitan: salud física, mental, social y espiritual. Facilitando así entornos saludables que permitan prevenir el suicidio en la mayor medida posible. Y es que, el suicidio consiste en generar vidas que merezcan la pena ser vividas
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