RESUMEN DEL AÑO 2022

Un 2022 difícil en materia de salud: el antídoto para salvar a la sanidad sigue sin llegar

UN VISTAZO A LA SALUD EN LOS ÚLTIMOS 12 MESES

Un 2022 marcado especialmente por: Listas de espera disparadas, falta de médicos, profesionales agotados y sin plan, todavía, para el colapso de la Atención Primaria

Publicidad

Este año 2022 la sanidad española ha quedado definida por dos grandes ejes: una pandemia por COVID-19 más controlada con un gran cese en el número de defunciones, liberación de los hospitales y de las restricciones, así como una lucha entre médicos y administradoras públicas que todavía continúa y parecer que continuará durante el 2023.

Además, a lo largo de este año el SNS ha visto como un invitado no deseado como la viruela del mono ha irrumpido a nivel mundial, como las CAR-T siguen demostrando que su potencial no tiene techo, y han tenido lugar también relevos en las presidencias de dos instituciones de gran calado en el mundo científico y sanitario como son la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Federación Española de Sociedades Científico Médicas (Facme). 

El 2022 se ha caracterizado también por el revuelo competencial que se ha generado en torno a la publicación de las guías de prescripción enfermera, así como por el debate sobre nuevas normas vinculadas a la salud como la Estrategia de Salud Mental o la malograda Ley de Publicidad Sanitaria destinada a endurecer la normativa relativa a la publicidad de productos y servicios sanitarios. Una iniciativa que finalmente fue tumbada en el Congreso.

Colapso por la coinfección por Covid y otros virus respiratorios

Ahora bien, hay que recordar que el año se estrenó en plena sexta ola de contagios con el mayor número de infectados por Covid-19 desde que comenzaron los registros por la celeridad de la variante Ómicron que rompió los esquemas en medio mundo. Por poner un ejemplo, algunas provincias españolas llegaron a sumar en sólo un mes más del 25% de todos los positivos que se habían comunicado hasta el momento.

Esta situación de coinfección con la gripe saturó aún más la Atención Primaria, que ya estaba atendiendo por encima de sus límites, y que no era tampoco inmune al virus. El 5 de enero, 1.500 sanitarios estaban de baja por el coronavirus, más de 500 enfermeras y cerca de 270 médicos. El panorama no era nada alentador si además le añadimos que una cuarta parte de los médicos necesitaba apoyo psicológico tras los dos años de la pandemia.

La presión asistencial en Atención Primaria fue tal, que la Consejería de Sanidad aprobó una orden, con vigencia de dos meses, para que los profesionales pudieran trabajar por las tardes de forma voluntaria. Se sumaron más de 520, 251 médicos y 196 enfermeros en activo y 68 médicos y seis enfermeras jubilados. La medida continuó siendo necesaria, pese a los coletazos que daba el Covid-19, y en julio se volvió a aprobar una orden en el mismo sentido, ante el contagio del personal y la dificultad para encontrar sustitutos para cubrir bajas, permisos y vacaciones.

Pero bien, a pesar de que el propio sistema llegó un momento en el que no daba a basto ni siquiera para testar a la población, a partir de febrero la incidencia acumulada de coronavirus comenzó a registrar sus primeros descensos desde el inicio de la sexta ola. Así en este mes las mascarillas dejaron de ser obligatorias al aire libre. Seis días después, se aprobó que los aforos regresaran al 100% en los estadios a partir de marzo. También, se acordó que los adultos contagiados por Covid-19, con dos dosis de vacuna, tendrían que esperar cinco meses para recibir la tercera. Los menores de entre cinco y once años que se infectaran antes de haberse inmunizado solo recibirían una dosis a partir de las ocho semanas. Y por último, se aprobó ,la cuarta dosis para personas inmunodeprimidas cinco meses después de la tercera.

Fue el 2 de marzo cuando, el Ministerio de Sanidad anunció que dejaría de publicar diariamente los datos de incidencia, vacunados y contagiados gracias a la buena evolución de la sexta ola de la pandemia. No en vano, las tasas de ocupación de las unidades de críticos con pacientes Covid-19 bajaba en los hospitales, en el caso de la Comunidad hasta el 4,8 por ciento. La incidencia a 14 días entre personas de más de 60 años se situaba en 450 casos.

Después de comenzar la vuelta a la normalidad vinieron más decisiones, como la retirada de mascarillas en interiores o cómo enfrentar la ola silenciosa que azotó de nuevo a España en julio. Pero, afortunadamente, en septiembre se consiguió que la incidencia llegara a mínimos históricos.

La necesidad de una salud pública reforzada

Si algo dejó patente la pandemia fue el trabajo y la necesidad de reforzar la Salud Pública. La sombra del déficit de médicos, en especial de Familia, siguió siendo alargada, hasta el punto de que llega ya a la Enfermería, con bolsas para sustituciones agotadas, lo que avecinaba una tormenta perfecta que obligaba a tomar medidas tanto de carácter nacional como autonómico, que no terminaron de llevarse a cabo.

Una situación y un distanciamiento entre sindicatos y administraciones que finalizaron en protestas y huelgas sanitarias, Las primeras se llevaron a cabo en Madrid, pero después se comenzaron a extender a otras comunidades donde la situación del SNS no era mucho mejor. Ahora bien, en Madrid, donde antes comenzaron las propuestas tras un mes ya cumplido desde que diera comienzo la huelga sanitaria de Atención Primaria ,el Gobierno regional y los sindicatos encontraron recientemente al menos un punto en común para suspender las protestas durante las fechas navideñas. Así quedó ratificado en un acuerdo firmado por la Consejería de Sanidad y los representantes de los trabajadores, encabezados por Amyts, mayoritario entre los médicos, para mantener pausada la huelga hasta el 11 de enero cuando ambos lados se han comprometido a mantener el diálogo.

En el escrito conjunto, con encabezamiento de la Dirección General de Recursos Humanos de la Consejería de Sanidad, se recoge que el compromiso alcanzado, con el que darán comienzo al año nuevo, se basa en “analizar y valorar las medidas presentadas”, “incrementar el valor de la Tarjeta Sanitaria Individual a cada profesional» e «incentivar la cobertura de plazas de médicos de familia y pediatría en el turno de tarde”.

Así, 2023 parece que dará comienzo con tensiones a resolver en el ámbito de la salud tras un año en el que, a pesar de haber conseguido reducir los contagios por Coronavirus y volver, prácticamente, a la normalidad, la sanidad ha demostrado sus mayores debilidades y como, para sobrevivir y dar la asistencia necesaria a la población requiere de una serie de medidas que mejoren tanto sus recursos como sus condiciones. El sistema nacional de salud necesita que se cuide de sus profesionales y se escuchen sus necesidades tras dos años sometidos a unas cuotas de trabajo y pacientes mucho mayores de las recomendadas a nivel europeo. Si las listas de espera siguen aumentando, va a llegar un punto en el que no se pueda dar marcha atrás y por tanto, la situación de colapso se mantenga en el tiempo.

Seguiremos informando…

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil