LA CIFRA DE PERSONAS QUE PADECEN ANSIEDAD SIGUE EN AUMENTO 

La ansiedad: el problema de salud mental más frecuente entre los españoles

AFECTA AL 6,7% DE LA POBLACIÓN

La ansiedad, un estado de angustia que se ha instalado en una sociedad totalmente hiperestimulada y en constante alerta debido a un ritmo de vida frenético sin descanso

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Actualmente los problemas de salud mental no paran de crecer entre la sociedad, especialmente desde la pandemia pero bien, hay uno de ellos que parece ser, no el más grave, pero sí, el más habitual, la ansiedad. Este trastorno actualmente se considera el más frecuente entre los españoles y es que, según las últimas estadísticas de atención primaria recogidas por el Ministerio de Sanidad, afecta a un 6,7% de la población. Una cifra que, aunque ya preocupante, es en realidad mucho mayor, ya que el porcentaje solo representa a las personas oficialmente diagnosticadas.

En concreto, los datos recopilados de los centros de salud revelan que: las mujeres tienden a sufrirlo casi el doble que los hombres (8,8% frente a 4,5%) y que su frecuencia es relativamente estable entre los 35 y 84 años. No obstante, hay que recordar que la prevalencia femenina no tiene nada que ver con una predisposición o una vulnerabilidad asociada al sexo femenino sino con motivos educacionales y de contexto.

¿Tener ansiedad o sufrirla?

Vivir con un cierto grado de ansiedad es necesario y bueno para nuestro organismo, por esto es importante acudir a especialistas que nos ayuden a diferenciar entre un nivel de ansiedad normal, y una patología. Por tanto, ¿cuál es la denominada ansiedad positiva? Pues bien, ase trata de aquella consustancial a la propia vida y es una energía que nos impulsa hacia delante cuando atravesamos circunstancias difíciles o en el logro de ciertas metas u objetivos vitales.

Este tipo de ansiedad normal es mejor llegar a aceptarla, pero poniendo siempre los medios que la limiten e impidan que no vaya más allá. En cambio, sería una ansiedad patológica cuando, por su mayor frecuencia, intensidad, y sobre todo duración, provoca un gran desequilibrio y malestar, afectando de forma significativa al funcionamiento cotidiano de la persona y, en general, a su calidad de vida.

En niveles bajos, la ansiedad es una energía canalizable hacía la consecución de nuestros objetivos personales y profesionales. Pero, en niveles altos, la ansiedad dificulta el día a día, produce trastornos psicosomáticos de todo tipo, complica mucho nuestra experiencia y las relaciones con las demás personas. Así, la persona que la padece experimenta como una ansiedad alta afecta en gran medida al rendimiento de una persona en el trabajo y es la causa principal, junto con la depresión, de las bajas laborales.

“La ansiedad es una emoción natural que guarda algunas similitudes con otras reacciones emocionales, como la alegría, el enfado, la tristeza y el miedo”, según la definición de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, una asociación integrada por psicólogos, médicos, pedagogos e investigadores. “Todos, sin excepción, sentimos ansiedad. Es una respuesta natural ante un peligro real o imaginario”, explican Tais Pérez y Sergio García, psicólogos sanitarios y autores del ensayo ‘Tu ansiedad bajo control’ (editado por Zenith). Sin embargo, una cosa es sentir ansiedad y otra sufrir ansiedad. “Sufrimos ansiedad, es decir, tenemos un trastorno de ansiedad, cuando limita nuestra vida. El problema no es tener ansiedad sino cuando está desajustada y es desproporcionada”, aclaran los autores.

Una de las reacciones más intensas de padecer un trastorno de ansiedad no controlado por especialistas son los ataques de pánico. En concreto, la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés recuerda que los ataques de pánico son una reacción de ansiedad muy intensa, acompañada de la sensación de falta de capacidad para controlar esta reacción e incluso la convicción de que uno puede llegar a morir en ese momento. Las crisis se pueden dar en diferentes situaciones y la persona tenderá a evitar esas situaciones en el futuro. Ahí radica el problema, en la evitación.

¿Por qué sufres ansiedad?

Ahora bien, según explican los expertos en psicología, el origen de la ansiedad es multifactorial. Las personas que la sufren presentan una vulnerabilidad de base relacionada con factores biológicos, psicológicos y sociales. Heredar determinados rasgos temperamentales, ciertas viviendas del pasado, crecer en un modelo educativo sobreprotector, haber establecido vínculos inseguros de apego con los progenitores o carecer de apoyo social, o el nivel de estrés y exigencia al que estamos sometidos, son factores que explican por qué unas personas pueden padecer crisis de pánico y otras no.

Por tanto, el síntoma determinante siempre es el hijo de un trauma, un déficit, un conflicto o un condicionamiento, o incluso de una combinación de ellos. Aunque hay problemas de ansiedad que aparecen por causas actuales, circunstanciales (incluidos traumas recientes), hay trastornos que pueden tener su base en determinadas experiencias del pasado, es decir, en cómo se vivieron los acontecimientos entonces y cómo se respondió ante ellos.

Así, como apuntan diferentes estudios, trabajar el pasado también tiene un gran valor terapéutico, al traer a la luz ciertas experiencias que se han vivido junto con sus emociones y significados subjetivos, algo que es fundamental para que se puedan elaborar e integrar dentro de uno mismo de una manera mucho más saludable, así como para comprender cuales son las bases de nuestra manera habitual de funcionar e ir por la vida.

Evitar determinadas situaciones, distraerte y tranquilizarte con la ayuda de psicofármacos pueden ser conductas eficaces a corto plazo para evitar la ansiedad. Pero a largo, pasan factura. “La única manera para dejar de sufrir ansiedad -sentencian García y Pérez- es enfrentarse a ella, afrontar esas situaciones, sensaciones o pensamientos que nos da miedo”. Es lo que en terapia se conoce con el nombre de exposición o afrontamiento. De la mano de un profesional de la salud mental, el paciente debe aprender -poco a poco y con pautas claras y jerarquizadas- a no huir de la ansiedad sino aceptarla y hasta conectar con las sensaciones desagradables.

En definitiva, es importante señalar que un problema como es la ansiedad que afecta al desarrollo del día a día de las personas que lo padecen, debe ser tratado adecuadamente por un profesional de la salud especializado, que además pueda diferenciarlos de otro tipo de trastornos en los que pueden aparecer episodios de ansiedad. Hay que huir, como recomienda Garcia, de “chamanes, gurús y soluciones fáciles y mágicas y llamar a las puertas de un profesional colegiado y acreditado que practique terapias basadas en evidencia científica”.

Seguiremos informando…

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