La Comisión Europea (CE) tiene previsto lanzar en los próximos meses su revisión de la legislación farmacéutica general en el marco de la futura Estrategia Farmacéutica Europea. El objetivo es garantizar un entorno regulatorio que mejore la disponibilidad y accesibilidad de los medicamentos para todos los ciudadanos, que, a su vez, acreciente la competitividad e innovación de la industria farmacéutica y garantice la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.
Este proceso de actualización de la normativa farmacéutica en la Unión Europea (UE) representa una oportunidad única para garantizar que la región pueda beneficiarse de la vanguardia de la I+D, responder rápidamente a las necesidades de los pacientes europeos y volver a ser líderes mundiales en innovación farmacéutica.
Según los último datos presentador por la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia) el Viejo Continente representa actualmente, sólo el 31% de la inversión farmacéutica, un 25% menos que en 2001. Además, el informe, elaborado por la consultora Charles River Associates, revela que la financiación de nuevos fármacos se está trasladando potencialmente a Estados Unidos y China.
Una realidad que ha llevado a que estos países hayan aumentado significativamente, en los últimos 20 años, su apuesta por el sector farmacéutico en detrimento de Europa. Así, la futura Estrategia Farmacéutica Europea se contempla por la industria como una oportunidad de oro para recuperar la competitividad perdida. O por lo menos de esta manera lo ha remarcado Farmaindustria, que solicita que se establezcan incentivos a la propiedad industrial y un marco regulatorio estable que proteja al sector.
La futura Estrategia Farmacéutica Europea es la oportunidad para cambiar esta situación, según el sector. “Busca conciliar acceso a la innovación, sostenibilidad de los sistemas sanitarios e impulso a la innovación”, explican los expertos. Por ello, para lograr estos objetivos, la patronal defiende que las compañías se comprometen a colaborar con las autoridades sanitarias en la búsqueda de soluciones que mejoren la disponibilidad de nuevos medicamentos para los pacientes que impulsen la I+D de la próxima generación de vacunas y fármacos y que fomenten el crecimiento de la economía en Europa.
“No podría ser más importante para los pacientes y para el futuro del desarrollo de medicamentos en Europa que la Comisión y los Gobiernos nacionales trabajen con la industria para mantener y hacer crecer el sector aquí”, remarca la directora general de Efpia, Nathalie Moll. A lo que desde la patronal añaden que “desaprovechar esta oportunidad pone en riesgo el avance y la recuperación de Europa en el área de la investigación biomédica” existiendo un peligro real de trasladar aún más la I+D a otras regiones.
En datos se puede comprobar como entre 1990 y 2019 la inversión en I+D biomédica se multiplicó en Europa por 4,9, mientras que en Estados Unidos lo hizo por 9,5 puntos en el mismo periodo. Ante estas cifras, Farmaindustria insiste en que existe un “riesgo tangible” de que el continente europeo se convierta en un mero mercado receptor de una investigación que se desarrollará en otras partes del globo, especialmente en China y EEUU.
De continuar así, las consecuencias se materializarían en forma de retrasos en el acceso a los últimos avances científicos y, por tanto, la mejoría de la salud y la calidad de vida para los pacientes también se vería afectada, y también resultaría en un menor acceso a nuevos fármacos o a la posibilidad de participar en ensayos clínicos innovadores.
En cambio, si a través de la futura Estrategia Farmacéutica Europea si se consigue una reforma favorable esto permitiría al sector apostar por el crecimiento en la investigación, la innovación y por tanto, en el empleo. De hecho, según Efpia, otra forma de observar la realidad de la pérdida de competitividad europea es precisamente es a través del empleo en el sector.
Menos investigación, igual a menos empleo
Según, de nuevo, los datos recogidos por la Federación, los trabajadores dedicados a investigación y desarrollo de nuevos fármacos en China han crecido un 800% desde 2001, frente a un 30% en Europa. Aunque, es cierto, que el informe señala como la forma de medir el empleo puede diferir entre los distintos mercados. Aun así, no se puede negar la mejor posición del gigante asiático, que superó a Europa en 2012 y pisa los talones a Estados Unidos desde 2020.
Y, ahora bien, ¿qué se puede hacer para mejorar tal situación? Para lograrlo, según la directiva, hay que estudiar detenidamente a los competidores directos. “Hay que centrarse en la adopción de las mejores prácticas en todo el ecosistema de las ciencias de la vida para emular los éxitos de regiones ambiciosas y líderes en el mundo como Estados Unidos y Asia“, explica.
Es cierto que se tarda, de media, 10 años en desarrollar un nuevo fármaco, con un coste estimado de más de 2.000 millones de euros. El riesgo es enorme y el camino a menudo está plagado de incertidumbre, contratiempos y fracasos. Pero, la estabilidad del sistema actual es la que está permitiendo a la industria farmacéutica innovadora poner nuevos medicamentos a disposición de los pacientes, de los profesionales y de los sistemas sanitarios, a pesar de que el proceso es largo, complejo, arriesgado y costoso.
Seguiremos informando…