EL HOSPITAL RECUERDA QUE “EL DELIRIUM ES COSA DE TODOS”

La Fundación Jiménez Díaz sensibiliza a la sociedad sobre el delirium

UNA ALTERACIÓN CUYA PREVALENCIA PUEDE SER DEL 30%

Para trasladar estos mensajes a pacientes, familiares y profesionales sanitarios, el hospital se ha unido este año al lema, “El delirium es cosa de todos”

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El delirium es un cambio agudo de la función cerebral que se manifiesta en una alteración importante del nivel de conciencia, afecta principalmente a la atención y las capacidades mentales, se presenta de forma aguda y fluctuante a lo largo del día, habitualmente reversible y en corta duración, y suele acompañarse con alteraciones del ciclo de vigila-sueño, del comportamiento psicomotor y de las emociones.

Así lo han recordado las doctoras Marta García Salmones Fragoso, Ana Isabel Hormigo Sánchez, Myriam Rodríguez Couso e Ivana Zamarbide Capdepon, especialistas del Servicio de Geriatría las tres primeras y del Servicio de Neurología la cuarta, y miembros todas ellas del Grupo de Fragilidad de la Fundación Jiménez Díaz, con motivo del Delirium Day -iniciativa promovida por la Federación Internacional de Sociedades del Delirium para concienciar sobre esta alteración y su impacto en los pacientes, familiares y sistemas sanitarios, así como sobre la importancia de su identificación, diagnóstico y abordaje precoces-, que se celebra hoy y al que este año se ha sumado el hospital madrileño con una campaña de acciones de sensibilización, concienciación e información para su prevención.

Y es que, como asegura la Dra. García Salmones, la prevalencia del delirium en el entorno hospitalario está infradiagnosticada, pero puede llegar al 30 y el 50 por ciento en los servicios médicos y quirúrgicos, respectivamente, y hasta el 85 por ciento en las unidades de Cuidados Intensivos y Paliativos, traduciéndose en un importante impacto en la calidad de vida de este grupo poblacional en aspectos como una mayor estancia hospitalaria, deterioro cognitivo y funcional, más riesgo de complicaciones durante el ingreso y un aumento de la mortalidad.

Entre sus principales grupos de riesgo figuran los mayores de 65 años, los afectados por demencia, deterioro cognitivo, discapacidad sensorial y múltiples patologías médicas y los que han sufrido una fractura de cadera o inmovilismo reciente, siendo más frecuente en pacientes mayores hospitalizados.

Prevención, detección y abordaje

Por tanto, en este contexto, es importante motivar la prevención y, en caso de que ya se haya producido, conocer sus manifestaciones clínicas para poder detectarlo -en el ámbito hospitalario con herramientas como el Confusion Assessment Method (CAM)- y actuar en consecuencia, medidas que se implementan en la Fundación Jiménez Díaz como parte de su Programa transversal de Fragilidad, “especialmente en los pacientes de más alto riesgo, como los mayores frágiles, intentando que sea el hospital el que se adapte a ellos”, incide por su parte la Dra. Hormigo.

Así, de cara al primer reto, la Dra. Rodríguez asevera que “el delirium es prevenible en el 30-40% de los casos” aplicando estrategias como acompañar al afectado las primeras 48 horas, si es posible, también durante la noche; procurar que descanse en esa franja y se mantenga activo durante el día promoviendo actividades como la lectura, la conversación y los juegos de mesa; y estimular la movilización siempre que sea posible evitando la cama durante las horas diurnas, proporcionando las ayudas técnicas necesarias para el movimiento y favoreciendo la deambulación y ejercicio físico al menos tres veces al día.

La orientación también es clave: “cuando se tenga ocasión, es recomendable explicar al paciente lo que ha pasado, dónde está, la fecha en la que se encuentra o si es de día o de noche”, dice la especialista, indicando que, en caso de tener que ingresarle, es útil traer objetos personales para conseguir un entorno más agradable y conocido, así como sus dispositivos habituales (gafas, audífonos…), y que es importante asegurar la ingesta de líquidos y comida indicada por los profesionales sanitarios.

En cuanto a los síntomas de delirium que ayudan a su diagnóstico, la Dra. Zamarbide señala “los cambios de estado mental agudo y fluctuante, ver o sentir cosas no reales, decir cosas incoherentes, mayor irritabilidad y desconfianza, e inquietud o agitación por la noche, somnolencia excesiva y desorientación temporal y espacial sin reconocer a familiares”.

Por último, ante la duda de qué hacer si ya se ha producido el delirium, las pautas a aplicar coinciden en gran parte con las recomendaciones para prevenirlo, pero la neuróloga añade: “Es conveniente comunicar al personal sanitario cualquier cambio del estado mental o de comportamiento en el afectado, como desorientación, confusión, agitación o somnolencia excesiva; y, ante todo, tener mucha calma: al hablar, hay que utilizar palabras claras y sencillas, y tono suave y tranquilo”. Además, recomienda “no llevar la contraria al paciente, explicar las cosas las veces que sea necesario, limitar el número de visitas hasta que remita el delirium y acompañar al paciente de noche si la presencia del allegado aporta tranquilidad.

Finalmente, de cara al personal sanitario, las especialistas coinciden en que lo más importante es la prevención con estrategias no farmacológicas, así como identificar y tratar las causas subyacentes, ya que “no hay fármacos aprobados para tratar el delirium”. Dicho esto, el abordaje sintomático en los casos de agitación severa o distrés importante pasa por la prescripción de antipsicóticos a la dosis más baja posible y su revaloración diaria.

Seguiremos informando…

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