Las primeras palabras de Santiago Abascal desde la tribuna del Congreso de los Diputados han estado dedicadas a los medios de comunicación. Lejos de centrarse en los motivos que han llamado a la formación de extrema derecha a presentar la moción de censura, el presidente de Vox ha dedicado el comienzo de sus 45 minutos de discurso a acusar a la prensa de estar financiados por los intereses políticos.
“Los titulares de mañana están escritos, los editoriales ya están dictados y los comentarios de los tertulianos, decididos y previamente redactados por los equipos de comunicación de los partidos políticos y gobiernos que hoy financian, subvencionan y compran a una buena parte de la prensa española”, ha dicho durante el inicio de su intervención.
No ha dudado el líder de Vox de acusar a “la mayor parte de la prensa” de “voceros” y ha justificado la moción de censura como una herramienta para que “un puñado de españoles puedan escuchar los mensajes auténticos, sin la traducción interesada y retorcida de aquellos que creen que tienen el derecho a manipular la opinión publicada, que hoy está alejada de la opinión pública”, ha dicho.
Abascal y Pablo Iglesias
La obsesión de Abascal con la prensa va ligada a la de Pablo Iglesias. Ambos, han sido líderes de la representación política más extrema de nuestro país y ambos han puesto el foco en el mismo enemigo: la prensa.
Unos, vetando a periodistas a las ruedas de prensa y otros tildando a un importante listado de prensa de siervos de “cloacas”. Los dos, Abascal y Pablo Iglesias, han mantenido y mantienen su cruzada contra los medios de comunicación y la libertad de prensa con el afán de silenciar a aquellos que no comparten su ideario.
Cruzada contra los medios
El ataque de Abascal en la moción de censura no es ninguna novedad. Al veto a determinados medios de comunicación desde la creación de la formación verde ha sido constante, viviendo su último episodio durante la presentación de la moción de censura durante la semana pasada. Entonces, Santiago Abascal se negó a dar la palabra a determinados periodistas, entre los que figuraba el redactor de El País, su principal foco de conflicto.
Una práctica habitual por la que las asociaciones de prensa de nuestro país han manifestado su completo rechazo. Aseguran que una formación que recibe fondos públicos está obligada a realizar ruedas de prensa abiertas dejando de lado cualquier tipo de veto y faltas de respeto sobre los medios de comunicación.
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