Según los últimos datos publicados índican que a lo largo de 2021 se registraron 4.003 suicidios en España. Es decir, se quitaron la vida 62 personas más que en 2020. Lo que significa que en España se suicidan 11 personas de media cada día. Aunque, por el momento, la tasa de suicidios es todavía algo menor a la de la media mundial que se sitúa en 9,16 por cada 100.000 habitantes.
Asímismo hay que tener en cuenta que, como lleva advirtiendo la OMS desde 2020, un suicidio individual afecta íntimamente, al menos, a otras seis personas y, si ocurre en una institución educativa o en el lugar de trabajo, puede tener influencia sobre cientos de personas. Esto supone que más de 20.000 personas se verán afectadas cada año en nuestro país y sufrirán las consecuencias trágicas y traumáticas provocadas por un suicidio en su entorno.
Un contexto en el que los medios de comunicación como portavoces del sector salud pueden tener una influencia en la conducta suicida de la población que puede ser tanto perjudicial como preventiva, según cuáles sean las características y el tratamiento de la información elaborada. En España lo que llevamos viendo en los últimos años con respecto a dicho tema es que se habla poco y que cuando se habla se redacta con rasgos sensacionalistas y sin un enfoque preventivo.
Además, se ha comprobado que el sensacionalismo se intensifica cuando la víctima resulta ser un personaje famoso o bien se trata de una persona que previamente ha cometido un asesinato. En esos casos parece que no importe que al hablar del suicidio se den todo tipo de detalles sobre el suceso, una actitud totalmente desaconsejada por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a que se relaciona directamente con un efecto imitación.
Y es que, hablan los datos, según el registro anual del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2008 el suicidio es la primera causa de mortalidad externa. Hasta ese año lo habían sido los accidentes de tráfico, que han pasado a ocupar la cuarta posición en esa clasificación. Por tanto, por qué con esta información los medios de comunicación otorgan mucho más protagonismo a otras causas de muerte que a los suicidios.
Asi que, si, los medios tratan el problema, pero todavía lo hacen de forma tímida e insuficiente sobre todo si tenemos en cuenta el gran reto que deben afrontar y su responsabilidad ante una sociedad en la que las redes están plagadas de páginas prosuicida, salas de chat que animan a las conductas autolíticas o informan sobre métodos para quitarse la vida, Así lo afirma un reciente estudio sobre el papel de los medios de comunicación en este problema de salud pública, con especial énfasis en las redes sociales.
Informar desde un enfoque siempre preventivo
Ante esta desinformación que rodea el problema del suicidio en nuestro país y a nivel mundial la OMS decidió elaborar una serie de recomendaciones que ayudaran a los profesionales especializados en salud a tratar dicho tema. Entre las conclusiones más importantes destaca que el silencio informativo no es la opción ante la situación de este grave problema de salud pública.
La OMS, profesionales de la salud expertos en la materia y las asociaciones de personas que han vivido la trágica experiencia de la muerte por suicidio de un ser querido apuestan por un camino bien distinto al silencio informativo. (Organización Mundial de la Salud, OMS, 2000). El tabú ante el suicidio debe ser superado en los medios de comunicación a la vez que el tratamiento de las noticias sobre suicidios debe cumplir determinados criterios, que deben ser claros y consensuados con los y las profesionales de los medios para evitar el efecto contagio (“efecto Werther”) pero potenciar el efecto preventivo (“efecto Papageno”).
Por ejemplo, para informar sobre suicidios, los expertos proponen fórmulas similares a las que se utilizan con la violencia de género, con expresiones generales como «ya son 20 las muertes por suicidio en lo que va de año», para que cada caso se observe como parte de un problema social de alto alcance. Además, según los expertos, es importante no aportar la identidad de la víctima, y oprimir detalles como las notas de despedida.
De la misma manera, como recomendación se podría también comenzar a exigir un mayor compromiso social a los responsables editoriales de los medios que, además de asegurar un correcto tratamiento informativo, deberían asignar la redacción de noticias sobre suicidios a periodistas especializados y con relaciones en el sector de la salud para que apliquen así un enfoque preventivo y que no cometan los errores aquí mencionados.
Por último, para conseguir llegar al camino que conduzca a los profesionales a mejorar la visibilidad social en torno al suicidio, hay que señalar algunos aspectos que deben ser tenidos en cuenta y que son fundamentales para informar con rigor sobre el suicidio como la elección de las fuenteso el seguimiento de las recomendaciones internacionales en el tratamiento informativo de la pieza (noticia, entrevista, reportaje, etc.) con especial atención a la elección de los testimonios.
Seguiremos informando…