ESCÁNDALO EN LA RFEF POR EL EXABRUPTO LABIAL DE SU PRESIDENTE, ¿PERDÓN?

Caso Rubiales: de macarras protegidos, inquisidores y graciosos con micrófono

LUIS ARROYO DE BARROSO NO CONSIGUE DOMESTICAR A LA BESTIA BESUCONA

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales ha demostrado ser un soberano gañán, ensoberbecido por haber conseguido librarse de los escándalos de su gestión, siempre bajo la sombra del poder y amparado por algunos tiralevitas en los medios que estarían mejor calladitos. El ático, los sobresueldos, su pasado incontable y, ahora nos sale besucón…

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España es un “país de inquisidores”, como dice Manolo Lama. Pero también un país de macarras faltos de educación y de otras cosas. Lo dice el refrán: lo que natura no da, Salamanca no lo otorga. El refinamiento y eso. Lo del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, es el ejemplo más claro. Quién le iba a decir a este personaje que su peor momento no iba a llegar a causa de sus trapacerías en la Federación, sino de la mano de su chulería. Tanto va el cántaro a la fuente…

A estas horas, Rubiales debería estar en la puta calle. Ya no es sólo la cuestión del beso -que lo es- sino el hecho de haber conseguido empañar la enorme victoria de la Selección Femenina de Fútbol. En lo profesional, mal; en lo personal, peor.

En estos días hemos visto al auténtico Luis Rubiales: chulo, déspota, faltón, sobrado, mani cojonero… Un tipo así no puede representar al fútbol español, ni a nada, ni a nadie. Un sujeto que se agarra los cataplines como un ‘hooligan’ de bareto en pleno partido, no tiene categoría para meterse en los zapatos de presidente de la RFEF. Un macarra que insulta a quienes le afean el gesto, menos.

Un gañán amparado por el Poder

Pero Rubiales no es más ni menos que un ejemplo más de los que pululan por España. Un sujeto que ha conseguido salir -tragando agua- de los escándalos de su gestión al frente de la RFEF, de la que ha hecho su predio particular, y que se ha creído de verdad. Esa ha sido su perdición: pensarse que todo quedaba impune. Ya veremos cómo sale de ésta, traicionado por su chulería, y más después de haber perdido el favor de quienes le han amparado durante años. Porque Rubiales no sería nada sin el manto protector que le han dispensado Pedro Sánchez y toda su área gubernamental de Deportes, copada por profesionales de la política como Miquel Iceta (la gog-gó del Llobregat) o el desenfilado José Manuel Franco, puestos todos de perfil con los escándalos de Rubiales.

Unos escándalos que le obligaron, por cierto, a contratar a Luis Arroyo, el chico de los recados de Miguel Barroso -una pierna en Prisa, otra en Moncloa- hoy parapetado en la Presidencia del Ateneo. ¿Sigue vigente el contrato, por cierto? ¿Por qué nadie recurre a Marisa González, que cobra de la RFEF y tiene experiencia, o eso dicen, con la comunicación de crisis, aunque lo de los potingues de Cifuentes la dejó fuera de juego? ¡País!

Los tiralevitas del gañán

Luego, claro, hay otras derivadas. Por ejemplo, el apoyo y la posterior recogida de cable de algunos de los amiguetes mediáticos de Rubiales, sobre todo los que revolotean por la pía emisora episcopal COPE. Ya se sabe que los muchachos de Paquito González son república independiente ahí dentro, y que ojos que no ven, (sagrado) corazón que no siente. Que se eche Restán unos rosarios por sus almas descarriadas, que trabajo tiene. Pero, ¿admite la radio de los obispos que algunos de los que se asoman, con publicidad incluida, a sus micrófonos defiendan a un sujeto como Rubiales? La soberbia, hermanos, sigue siendo uno de los pecados capitales. Tanto como la avaricia, la lujuria, la ira y la gula. Penitenciagite, il diabolo (Barriocanal) est supra nos.

El caso más representativo ha sido el de Manolo Lama. Solidaridad de clase obliga, suponemos. Porque lo de Lama con Rubiales es prácticamente un calco. Las mismas formas, el mismo gañanismo… No sólo se defiende a Rubiales, sino que se le justifica. Si Rubiales insulta a quienes le critican, el otro también. Mientras Rubiales gira y recoge el cable, el otro hace lo propio. Siempre a su estilo, o sea, el de las disculpas agresivas y justificadas. “País de inquisidores”, dice el negociante de Paquito González cuando se disculpa. Algo sabrá él de Inquisición, que cobra generosamente de esa jerarquía católica. O quizá tenga que ver con lo que vivió cuando le tiró una moneda a un mendigo durante un directo televisivo. Otro incomprendido como Rubiales, vaya. Y es que España será un país de inquisidores, pero también de garrulos y macarras.

Seguiremos Informando…

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