11º INFORME MONOMARENTALIDAD Y EMPLEO 

El perfil: mujer, entre 37 y 45 años, con estudios secundarios, sin empleo desde hace más de un año y con dificultades para llegar a fin de mes

El 75,7% de las mujeres desempleadas al frente de una familia monoparental se considera en alto riesgo de exclusión social

  • El 31% perdió su trabajo como consecuencia de la pandemia y aún no ha encontrado otro.
  • El 74,1% ha recortado gastos esenciales en el último año (alimentación, vivienda, etc.) y prácticamente la totalidad (96,6%) encuentra dificultades para llegar a fin de mes.
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El Observatorio de la Vulnerabilidad dela Fundación Adecco presenta el undécimo informe sobre empleo y familias monoparentales lideradas por una mujer (en adelante monomarentales),un análisis que da voz a estos hogares con el objetivo de conocer sus dificultades, necesidades y expectativas, en aras de diseñar propuestas y soluciones encaminadas a mejorar su situación sociolaboral.

El 11º informe Monomarentalidad y empleo basa sus conclusiones en una encuesta a 300 mujeres con responsabilidades familiares no compartidas, en situación de desempleo.

Radiografía de la persona en desempleo al frente de una familia monomarental

Actualmente, se contabilizan en España cerca de 2 millones de hogares compuestos por una persona adulta y uno o más menores (1.944.800), una cifra que ha experimentado un crecimiento del 2,5% durante el último lustro. Se trata de un tipo de hogar especialmente expuesto al desempleo, a la exclusión y la pobreza.

Los resultados de la presente encuesta han permitido dibujar el perfil de la persona en desempleo al frente de estas familias, que responde a las siguientes características: mujer (100% de las encuestadas), entre 37 y 45 años (38,9%), con estudios secundarios (40,5%), que lleva más de un año en paro (55,3%) y que se encuentra en alto riesgo de exclusión (el 75,7% se identifica con esta situación). Por su parte, un 15% cree que afronta más dificultades que la media, pero que no llega a estar en riesgo de exclusión, mientras que un 9,3% no se identifica con ello. Los sectores o áreas en las que más buscan empleo son, por este orden: posiciones administrativas en el sector servicios (34,6%), hostelería (30,6%), logística y transporte (28%). limpieza (22,6%), profesiones cualificadas (por ejemplo, contable u abogada; 14,6%) y comunicación y marketing (12%).

El disparado desempleo de larga duración, así como el mayor riesgo de exclusión social tienen su origen en el afrontamiento en solitario de las necesidades económicas, educativas y de crianza de los menores a su cargo. Son hogares que soportan una intensa presión financiera y emocional, que puede derivar en aislamiento y en mayores dificultades para compatibilizar su vida familiar, social y profesional. Todo ello incrementa la pobreza y la exclusión entre las familias monomarentales.

Casi un tercio no trabaja desde la pandemia

Es llamativo que casi un tercio de las encuestadas (30,9%) perdió su empleo como consecuencia de la pandemia y aún no ha logrado volver a enganchar con el mercado laboral. Cabe señalar que el episodio del coronavirus condujo al cierre de más de 200.000 empresas en 2020 y dejó a muchas otras en estado crítico, que no han podido superar los efectos de la inflación ni de la crisis energética, habiéndose disuelto posteriormente. Además, la Covid-19 supuso un cambio en la demanda laboral, llevando ciertos empleos a la obsolescencia y planteando la necesidad de adquirir competencias diferentes, especialmente en el ámbito digital.

Las personas que, en este contexto, tenían una vinculación más frágil con el mercado laboral -como es el caso de muchas familias monomarentales- fueron las primeras en perder su trabajo. Un empleo que, en casi un tercio de los casos, no han llegado a recuperar, siendo el 30,9% de las encuestadas desempleadas de muy larga duración (más de dos años en paro, como consecuencia de la crisis del coronavirus).

“El coronavirus supuso una digitalización súbita que ha precipitado la transformación digital y la democratización de la Inteligencia Artificial. En este contexto, las competencias digitales se han convertido en condición sine qua non para competir en el mercado laboral y desarrollar una carrera profesional con garantías. En el contexto actual, la ausencia de competencias digitales es pasaporte directo a la exclusión y de ahí la necesidad de dotar a las mujeres con responsabilidades familiares no compartidas de estas habilidades, para que no se queden atrás y puedan labrarse una carrera profesional sostenible”- explica Begoña Bravo.

Sin embargo, junto al ámbito digital, otras habilidades cotizan al alza. “El liderazgo, la capacidad para tomar decisiones, el aprendizaje permanente o el compromiso son algunas de las más relevantes.  Se trata de competencias que están presentes en muchas de las mujeres a las que atendemos en la Fundación Adecco, sin que ellas sean conscientes de ello. Por ello, trabajamos a través de un itinerario personalizado que les permite aflorar y poner en valor estas habilidades que, junto a los conocimientos más técnicos o especializados, les capacitan encontrar una ocupación en el menor tiempo posible”- destaca Bravo.

Dificultades para llegar a fin de mes y afrontar gastos básicos

A nivel económico y/o material, las consecuencias más visibles del desempleo de larga duración se materializan en dos indicadores clave: las dificultades para llegar a fin de mes y la capacidad para afrontar gastos esenciales. Ambas variables suponen todo un reto para las mujeres con responsabilidades no compartidas en situación de desempleo.

En primer lugar, casi la totalidad de las mujeres encuestadas (96,6%) manifiesta algún grado de dificultad para llegar a fin de mes. En concreto, un 68,3% termina la mensualidad con mucha dificultad; un 18,3% lo hace con dificultad y un 10% con cierta dificultad.

Por otra parte, el 74,1% ha recortado gastos esenciales ante las dificultades económicas que plantea su situación laboral, agravadas por el proceso inflacionista en el que estamos inmersos. Los gastos más difíciles de sufragar son, según las encuestadas, la vivienda (alquiler o hipoteca; 65,7%) los suministros (58,3%), la educación de sus hijos (40,6%), la alimentación (33,2%) y la ropa (20,3%).

¿Qué dificultades afrontan las familias monomarentales en su búsqueda de empleo? Preguntadas directamente por cómo afecta su situación familiar a la búsqueda de empleo, tres cuartas partes de las encuestadas (75,2%) tiene claro que su condición de madre sola supone un freno para encontrar trabajo.

Entre las dificultades que plantea la monomarentalidad en la carrera profesional de las mujeres, destacan las siguientes:

Mayor flexibilidad y empatía: las demandas de las familias monomarentales a las empresas

El 100% de las encuestadas cree que, a pesar de los pasos hacia delante que se han dado en los últimos años, las medidas de conciliación actuales siguen sin ser suficientes para compatibilizar la maternidad en solitario con el desarrollo de una carrera profesional. En este marco, reivindican reforzar las políticas de equilibrio entre trabajo y vida personal. En concreto, un 99% cree que los horarios deberían flexibilizarse más; el 90,3% incrementaría los días de permiso retribuido para situaciones de emergencia relacionadas con los hijos, el 85,4% instauraría el teletrabajo no ocasional, el 33,2% habilitaría guarderías en el lugar de trabajo y el 25,7% apostaría por entornos laborales cuyos líderes tengan más empatía, generando redes de apoyo para manejar el estrés adicional que conlleva liderar una familia en solitario.

Propuestas para impulsar el empleo entre las familias monomarentales

Dirigidas a la Administración Pública:

Dirigidas a las empresas:

En el marco de las políticas de Diversidad, equidad e inclusión (DE&I), y para garantizar la inclusión laboral de las familias monomarentales, es necesario reforzar las medidas de conciliación que permitan, de forma realista, compatibilizar una carrera profesional con el cuidado de los menores, entre otras:

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