El uso de la IA en el área de cuidados y salud general abre un mundo de oportunidades para mejorar aspectos que tienen relación con la justicia social, la equidad, la cobertura y el acceso.
La revolución digital permite optimizar los diferentes procesos del cuidado y la atención sanitaria, por ejemplo, ayudando a los enfermeros a registrar y analizar la información de los pacientes. La IA en enfermería también supone un gran avance en cuanto al diagnóstico y tratamiento de enfermedades, puesto que permite analizar grandes cantidades de datos para poder hacer diagnósticos precisos y determinar así el mejor tratamiento.
Otro factor novedoso que aporta la tecnología son las teleconsultas, que mejoran y facilitan el acceso de los pacientes al sistema sanitario, además promover que no se colapsen los servicios de urgencias, permitiendo una mejor atención presencial a los pacientes críticos.Además, el uso de las TIC, cada vez más generalizado en todos los sectores profesionales, permite la divulgación de información y con ello la formación y especialización de los enfermeros, con programas formativos a distancia, casos clínicos reales y una radiografía actualizada sobre los últimos avances y estudios en este ámbito.
Sin embargo, como explica Clara Campos, general manager de Faro Edtech, “la introducción de la inteligencia artificial en enfermería también plantea desafíos cruciales que no deben pasar desapercibidos”.
En cuanto a la recopilación y el análisis de datos médicos sensibles, Clara Campos señala que “exigen una protección rigurosa para garantizar la confidencialidad de los pacientes y prevenir violaciones de la privacidad”. En la mayoría de países del mundo existen regulaciones con respecto al acceso a la información de tipo personal de cada paciente y su uso. Con la inteligencia artificial, “las medidas de seguridad y el reglamento de protección de datos a nivel comunitario resultan imprescindibles en el día a día de todos los enfermeros y enfermeras”, añade.
Como en todas las actividades en las que se está introduciendo la IA, se teme al reemplazo de los profesionales, en este caso, de la salud. En esta línea, Campos asegura que “esta herramienta informática ayuda a automatizar algunas tareas, pero no puede reemplazar al personal de la enfermería ni a su función más social y humana de acompañamiento y apoyo al paciente. Los profesionales de la salud son necesarios para proporcionar una atención cercana y personalizada a toda la sociedad”.
Clara Campos también pone el foco en la importancia de un “desarrollo ético de la inteligencia artificial en enfermería, evitando prácticas discriminatorias y decisiones médicas automatizadas sin una adecuada supervisión profesional”.
En definitiva, la IA tiene el poder de transformar el sector de la salud, mejorando la calidad de los cuidados, optimizando la gestión de datos y promoviendo la equidad en el acceso a los servicios de salud pero, afirma Clara Campos, “no se debe perder de vista su necesario control y supervisión por parte de los profesionales especializados. La IA puede ser una gran aliada en la enfermería, siempre que se utilice con ética y responsabilidad”. De esta forma será posible mejorar los resultados de salud, promover la equidad y proporcionar cuidados de calidad para todos.
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