RELACIONADA CON LA DISMINUCIÓN DE TRASTORNOS ALIMENTICIOS

Alimentación intuitiva: “olvidar las dietas, disfrutar las comidas y quitar la sensación de culpa”

BASADA EN SER CONSCIENTES Y  ESCUCHAR AL CUERPO

La Dra. María José Crispín, médica nutricionista, habla de los principios en los que se basa la alimentación intuitiva, pero adelanta que, aunque en la teoría parece muy fácil, en la práctica no lo es

Publicidad

Pasado el furor de las dietas restrictivas o “dietas milagro” a las que cada principio de año se suma más gente, nos relajamos y decidimos comer lo que el cuerpo nos pida, ni más, ni menos. Eso sí, teniendo en cuenta qué es bueno y que no nos conviene. En líneas generales, de eso trata la alimentación intuitiva.

Esta corriente alimenticia surge en 1995 en Estados Unidos como oposición a las dietas restrictivas que acaban fomentando el efecto rebote, esas que, al prohibir ciertos alimentos “ricos”, generan frustración e inducen, al final, a una ingesta aumentada de los mismos.

Las influencers, a través de las redes sociales, han traído de vuelta este tipo de alimentación. En esta ocasión, las redes sociales están teniendo un impacto positivo sobre los usuarios, puesto que muchas de estas influencers muestran la dieta restrictiva como una ayuda para disminuir su obsesión por la pérdida de peso, la delgadez, las dietas y la sensación de culpa por no seguir a rajatabla la dieta.

La Dra. María José Crispín, médica nutricionista de Clínica Menorca, explica que, como conclusión a este tipo de dietas restrictivas a largo plazo, “surge la alimentación intuitiva, la cual recomienda olvidar las dietas, disfrutar de las comidas, quitar la sensación de culpa y centrarse en las señales del cuerpo hambre-saciedad para conseguir más salud, no tanto para adelgazar como para el mantenimiento de la salud”.

¿Cuáles son los principios de la alimentación intuitiva?

La Dra. Crispín señala varios principios que componen la alimentación intuitiva. En primer lugar y como ya hemos adelantado, evitar dietas restrictivas que tienen como objetivo bajar de peso rápidamente. Según la especialista, escuchar a nuestro cuerpo es muy importante, hacer caso a nuestras sensaciones cuando tenemos hambre y cuando estamos saciados, ya que el cuerpo nos manda señales.

Otro principio de la alimentación intuitiva se basa en darnos permiso para comer de todo, incluido lo “malo”, “evidentemente, de vez en cuando, para tener una mejor relación con la comida y evitar generar ansiedad y frustración”, indica la doctora.

Eliminar la sensación de culpa y disfrutar de la comida son otros de los factores a tener en cuenta con la alimentación intuitiva. “Si la comida es satisfactoria, vamos a tener mayor sentimiento de saciedad y un mayor control sobre ella que nos va a impedir comer ‘a lo loco’”, explica la nutricionista.

Además, es importante no manejar las emociones negativas con comida, puesto que esta no va a solucionar nuestros problemas.

La alimentación intuitiva también se basa en valorar el cuerpo y sentirse a gusto con él; priorizar la comida sana y la salud (física y mental); y realizar actividad física, añade la doctora, “aunque sin centrarse tanto en la quema de calorías como en la sensación de bienestar”.

¿La alimentación intuitiva adelgaza?

Si bien es cierto, hay estudios que relacionan la alimentación intuitiva con la disminución  de los trastornos alimenticios, un mejor índice de masa corporal y un mantenimiento del peso a largo plazo, además de relacionarlo con una mayor salud emocional.

Sin embargo, no hay estudios que demuestren que la alimentación intuitiva ayude a bajar de peso.

En este sentido, la doctora Crispín explica que, aunque en la teoría parece muy fácil, la práctica no lo es tanto. Por ejemplo, en la obesidad, normalmente hay años de malcomer, lo que no se puede arreglar de la noche a la mañana con la alimentación intuitiva.

Por otro lado, el azúcar y los ultraprocesados son alimentos que van al centro del placer, no al del hambre y la saciedad, por lo que no es fácil librarse de ellos con la alimentación intuitiva. La nutricionista también hace referencia a la falta de tiempo, que muchas veces nos lleva a comer mal; y a la dificultad que existe para manejar el hambre emocional. “Además, en la vida social actual, tenemos muchos momentos de comer y beber insano que no facilitan nada que se coma saludable y se escuche al cuerpo”, concluye la doctora María José Crispín.

Seguiremos informando…

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil