Este domingo, coincidiendo con el día de la madre, la corona Británica difundía una imagen de la princesa de Gales, Kate Middleton, sonriente junto con sus tres hijos. Se trataba de la primera fotografía que la sociedad británica veía desde su misteriosa operación. Sin embargo, al poco tiempo de salir publicada se comunicó publicamente que se trataba de una imagen retocada con varias manipulaciones.
Un gesto que, por tanto, en vez de calmar las dudas sobre el estado de salud de la princesa, únicamente ha conseguido sembrar y avivar las especulaciones sobre su estado y generar, a su vez, una falta de confianza en la ciudadanía. Y es que, con esto, la casa real Británica ha sido denunciada por “falta de transparencia” ante una sociedad monárquica que confiaba en ellos.
Así, lo que pretendía ser una fotografía familiar que transmitiera felicidad a la sociedad y a su vez, acallara los rumores de la desaparición mediática de Kate, se ha convertido en una gran crisis para la monarquía. Los propios medios de comunicación, a quienes la casa real suele dar la espalda, han decidido rechazar tal información y denunciar publicamente su falta de veracidad.
Además, las agencias de comunicación más importantes del país también han retirado el posado e incluso en la red social antiguamente conocida como Twitter, X, se ha colocado una nota de verificación bajo la publicación oficial en el perfil de los Príncipes de Gales para avisar de su manipulación: “Las principales agencias de noticias, incluidas Associated Press, Getty Images y Reuters, sugieren una alteración digital por parte del Palacio de Kensington”.
Pues bien, en estos casos, la mejor solución de comunicación es compartir cuanto antes y con cierta honestidad qué está pasando. Es la manera de generar vínculos de complicidad y respeto con los medios de comunicación y la propia población. Y, la forma, también, de cortar las peligrosas suposiciones. Porque, como está demostrando este caso, el oscurantismo sólo se traduce en nerviosismo.
Sin embargo, la realidad es que, a pesar de un breve comunicado de disculpas firmado por la princesa de Gales, la crisis no se ha sabido afrontar. Los ingleses y sobre todo, la corona Británica, viven una situación sin precedentes en la que se ha desatado una tormenta de especulaciones en la sociedad internacional y creado una crisis de confianza del pueblo hacia la institución que podría suponer un cambio de rumbo en su imagen.
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