OTRA MÁS DEL CULEBRÓN CATALÁN

ERC se desespera con la influencia del mediático Gonzalo Boye en Junts… y en el periodismo ‘progresista’

LA INFLUENCIA DEL ABOGADO, CLAVE PARA LAVAR LA IMAGEN DE PUIGDEMONT

Las aguas de la política catalana continúan bajando revueltas en un verano en el que el independentismo ha vuelto a fracturarse -si es que alguna vez estuvo soldado- y en el que sus dos principales facciones intentan acuchillarse por todos los medios posibles.

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ERC se las está viendo y deseando para meter palos en la rueda del abogado Gonzalo Boye, al que consideran la eminencia gris de Carles Puigdemont y uno de los artíficies de la ‘performance’ de Barcelona en la investidura de Salvador Illa. Algo en lo que coinciden, curiosamente, con Manos Limpias. Pero no es la única coincidencia pintoresca en esta historia que se libra de manera soterrada entre Barcelona y Madrid.

El papel de Boye tiene más que hartos a los prebostes de ERC, que intentan por todos los medios desacreditar la labor del abogado y antiguo condenado por el secuestro del empresario Emiliano Revilla. La influencia del letrado de origen chileno, ligado en tiempos al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), es tal que, como reconocen en sectores ‘indepes’ de la Ciudad Condal, “mangonea toda la estructura de Junts, sus diputados le temen y nadie levanta la voz porque, entre otras cosas, chequeó los borradores de ley de amnistía que se fueron recibiendo y el que negoció con el Ejecutivo”.

La confianza de Puigdemont llega a extremos de psiquiátrico, pero hasta sus correligionarios reconocen que Boye evitó que el expresidente y su gente más cercana se quedaran fuera de las propuestas que bendecían desde ERC.

Esa guerra discreta de ERC -que ha demostrado contar con experiencia en dichas lides, a la vista de la campaña de los carteles contra los Maragall y otras acciones ‘negras’ de sus propios ‘plomeros’- contra Junts en general y contra Boye en particular se ha dejado traslucir en los medios catalanes, como ya hemos relatado en anteriores entregas. Pero también ha llegado a determinados medios y periodistas ‘progresistas’ de Madrid con los que, para sorpresa de los republicanos catalanes, se han topado con un muro.

Los tentáculos de Boye son largos y amplios, y poco importa que la investigación judicial de la trama rusa en Cataluña haya puesto de relieve la ideología ‘ultra’ del entorno de Puigdemont, donde se comulga con la producción literaria de Alexandr Dugin, el ‘cerebro’ de Putin, intelectual que desde hace treinta años difunden círculos minoritarios del neofascismo patrio, empeñados en su “cuarta teoría”.

Tampoco importa que el propio Puigdemont mantenga excelentes relaciones con ‘influencers’ cercanos a la Afd alemana. Ni siquiera que el propio Boye haya recurrido a un perito informático como Emilio Hellín, asesino de la joven Yolanda González en la Transición, en su defensa de la ‘juntista’ Laura Borrás. Boye ha conseguido que algunos de esos medios y nombres ‘progresistas’ le hayan convertido en intocable: unos, bailándole el agua; otros, prefiriendo callar y mirar hacia otro lado.

En el tablero ‘progresista’, etiqueta que oculta una extrema izquierda ‘soft’ con ínfulas y gustos de nuevo rico, Boye se mueve bien. Tanto como en su gusto por los medios de comunicación. Ya se han contado sus vínculos con ‘ElDiario’ del clan Escolar o su papel en el lanzamiento de ‘Mongolia’. En 2019 un reportaje de ‘El Mundo’ le señalaba como responsable de la campaña contra el juez Llarena a tráves de la periodista Elisa Beni, pasada de la Intereconomía del ultramontano Julio Ariza -ahora pope de Vox- a la supuesta izquierda.

A este nuevo Emilio Rodríguez Menéndez, como ya le denominan algunos, se le complica el panorama con su juicio por blanqueo junto a su cliente, el ‘narco’ Sito Miñanco. Es por ahí donde quieren meter el puñal sus adversarios, que no son pocos, sobre todo en Barcelona. Allí tienen claro que para desarbolar a Puigdemont, hay que echar del carril a su abogado. Aunque, para desesperanza de algunos, en la capital cuente con complicidades, por interés o por miedo.

Seguiremos Informando…

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