11 millones de personas declaran que nunca hacen ejercicio en España, y, por tanto, no se mueven, según los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, en el que participan personas de más de 16 años. Aun existiendo una amplia evidencia científica sobre cómo la actividad física previene enfermedades y alarga la calidad de vida, la cifra del sedentarismo en España cuesta mucho de descender.
Esta misma evidencia científica habla sobre cómo el sedentarismo, es decir, realizar poca actividad física, por debajo de los niveles aconsejables, es un factor predictor de una mala salud cardiovascular. Además, el hecho de no practicar el ejercicio suficiente se asocia con el desarrollo de otros factores de riesgo cardiovascular, como las enfermedades metabólicas y la hipertensión, lo que contribuye aún más a estos problemas de salud.
No obstante, si lo interpretamos al revés, abrimos la puerta a la prevención y la salud: la práctica regular de ejercicio físico tiene claros beneficios sobre la salud cardiovascular. Estos son alcanzables tanto para las personas que no han tenido una enfermedad cardiovascular como para las que ya se van visto afectadas (prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares).
Consejos para un corazón sano a través de la actividad física
En este contexto y en el marco del Día Mundial del Corazón, Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, comparte consejos y hábitos saludables para mantener un corazón sano y activo.
Primeramente, la especialista destaca como punto de partida las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta importante organización marca unos “mínimos” que debemos incorporar a nuestro estilo de vida y que son:
- Entre 150 y 300 minutos (de 2 horas y media a 5 horas) por semana de ejercicio aeróbico de intensidad moderada. Esto se traduce en, por ejemplo, andar a paso ligero, bailar o realizar trabajos de jardinería.
- Entre 75 y 100 minutos (2h y media) por semana de ejercicio aeróbico de actividad más vigorosa: como caminar más rápido o correr, nadar, practicar senderismo o ir en bici. Aquí también incluimos actividades más vigorosas en el gimnasio.
En resumen, practicar ejercicio físico de manera regular y según las recomendaciones citadas tiene un efecto cardioprotector y se asocia a una reducción de la mortalidad por todas las causas. En personas que ya han tenido enfermedad cardiovascular, merece la pena que sigan un plan adaptado y más estructurado, que también incluya entreno de residencia, para así beneficiarse de la práctica sin riesgos.
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