¿La industria farmacéutica española puede competir a nivel global? Dificultades de la próxima década

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La situación del sector farmacéutico en España no está resultando sencilla en los últimos años. Poco después de la pandemia, Sandoz cerró sus puertas en Barcelona y dejó por el camino a 170 trabajadores y trabajadoras, mientras que otras compañías han reducido su producción de medicamentos en el país para abaratar costos. Se trata de una situación que puede agravarse durante los próximos años ante el difícil contexto económico global.

El auge de Asia en el sector farmacéutico

Parte de los desafíos a los que se enfrenta la industria farmacéutica de nuestro país provienen de la competencia de nuevas regiones económicas en auge. Desde comienzos de siglo, la mayor parte de la actividad manufacturera global tiene lugar en Asia, y esta producción está abarcando cada vez más el desarrollo de medicamentos esenciales para nuestro bienestar.

En Europa estamos acostumbrados a marcas como Bayer, Pfizer o Sanofi, pero Asia está dejándolas atrás ante la llegada de compañías como Jiangsu Hengrui, BeiGene o Chongqing Zhifei. Si bien es cierto que los medicamentos de estas empresas apenas han desembarcado en Europa, están cada vez más extendidos en el Este y el Sureste asiático, lo que reduce considerablemente la cuota de mercado de las farmacéuticas europeas.

Esto se ha traducido en cierres de oficinas y despidos en muchos países europeos, y esta contracción del sector podría estar solo comenzando. Los menores costos laborales en Asia, sumados a la excelente cualificación de su personal, facilitan el desarrollo de medicamentos con una fracción del coste que tienen en Europa. Si estos medicamentos terminan desembarcando en el continente, la situación de la industria europea será aún más difícil.

El traslado de instalaciones al sureste asiático

La buena noticia es que el mismo problema también ofrece una solución. Son cada vez más las grandes empresas farmacéuticas internacionales que están abriendo instalaciones en India, Tailandia o Vietnam, entre otros países. Muchos de los procesos relacionados con la producción y el desarrollo de medicamentos se pueden llevar a cabo de manera deslocalizada, y los costos son mucho menores en esta región del mundo.

La instalación de laboratorios de análisis con máquinas como un valorador Karl Fischer, sistemas HPLC o reactores enzimáticos es mucho más económica en estos países, con un personal igualmente cualificado y, frecuentemente, ventajas fiscales que no pueden encontrar en nuestro país. Esto permite a muchas compañías como Bayer, Sanofi o Pierre Fabre seguir siendo competitivas mediante la reducción de costos.

El lado negativo de este traslado de instalaciones es que conlleva la pérdida de puestos de trabajo cualificados en Europa. Las empresas pueden ahorrar cientos de millones de euros en sueldos, pero ese dinero deja de circular en Europa. A su vez, esto genera un exceso de oferta de personal cualificado que puede limitar los salarios ofrecidos por los puestos de trabajo que el sector sigue ofreciendo en nuestro continente.

Un contexto económico cada vez más difícil

Por otra parte, las empresas farmacéuticas dependen de la demanda de sus productos para continuar siendo económicamente viables, y esta demanda está condicionada en parte por la capacidad adquisitiva de los ciudadanos europeos. En los últimos años estamos asistiendo a un aumento desmedido de la inflación y los precios del alquiler en todo el continente, lo que termina limitando la capacidad de compra de la ciudadanía.

Esto se traduce en menos ventas de medicamentos exclusivos, que pasan a verse reemplazados por los genéricos, con un precio mucho menor. Además, muchos productos complementarios como los caramelos para la garganta o los suplementos vitamínicos sencillamente dejan de ser prioritarios para miles de familias, lo que también merma las ventas de las compañías farmacéuticas y, en consecuencia, constriñe todavía más su presupuesto.

Adaptación y oleada de adquisiciones

Este difícil contexto económico puede cambiar de forma considerable el panorama del sector farmacéutico en Europa. Además de la deslocalización de instalaciones hacia países con menores costos, es probable que las empresas farmacéuticas de menor calado se vean económicamente ahogadas y acepten su adquisición por parte de los grandes titanes del sector.

Estas posibles adquisiciones no son necesariamente una buena noticia para los consumidores. Muchas pequeñas empresas farmacéuticas subsisten mediante el desarrollo de medicamentos o soluciones médicas para enfermedades poco comunes. Su adquisición por parte de grandes compañías podría limitar el desarrollo de estas soluciones, o incluso traducirse en su retirada del mercado por intereses económicos.

Seguiremos Informando…

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