Las acusaciones de Juan García-Gallardo sobre el uso de cuentas falsas contra adversarios de Vox llueven sobre mojado… salvo por el hecho de que en esta ocasión ha sido señalado un viejo conocido del sector televisivo, Álvaro Zancajo.
Y es que el señalamiento realizado por el exdirigente de Vox en Castilla y León le implica directamente en esos procederes y a nadie se le escapa que la antigua cercanía de García-Gallardo al núcleo dirigente del partido le hace conocedor de cuestiones sensibles en ciertas materias.
Tampoco se escapa al conocimiento que dicha formación, más que de Abascal, pertenece a Kiko Méndez-Monasterio y a Gabriel Ariza, verdaderos mandarines en la sombra a través de la consultora Tizona Comunicación -y su entramado empresarial y societario-, que controlan y deciden carreras -algunas, según ciertas lenguas, tras pasar por un determinado máster en otro de sus chiringuitos, el ISSEP- en dicho partido.
Todo bajo la mirada benevolente del moroso Julio Ariza, del que tanto -y no bueno- han aprendido, el Buda de Mirasierra nutrido a base de chuletones de intercambio en el Paseo de la Castellana y de ciertos contratos vinculados a Vox.
A esos mandarines es a los que Zancajo ha rendido pleitesía a su estilo habitual. Y no le ha ido mal, a juzgar por lo que se ha visto. Tras partir peras con los populares -a los que tanto debió en su carrera, prácticamente todo- como director de informativos de Canal Sur, Zancajo se pasó con armas y bagajes a Vox. No faltan quienes creen que ya estaba en un doble juego en la autonómica andaluza, cosa que no sería de extrañar conociendo al personaje.
En todo caso, fue un instrumento clave en la ‘campaña trampa’ de Macarena Olona a la Presidencia de la Junta de Andalucía. ‘Trampa’ porque el objetivo era, básicamente, que la candidata de Vox se pegara un sonoro batacazo. A ello se puso Tizona y, a fe, que lo logró. Un problema menos para ellos y para Abascal. El responsable de comunicación de la campaña era Zancajo. No hay más preguntas, señoría.
De aquel desastre, Zancajo salió, no despedido, sino situado como consejero de Vox en la RTVA. Porque los chiringuitos, con pan y buen sueldo, lo son menos. Lo contó en su momento la propia Olona cuando, ojiplática, vio cómo el verdadero ‘cerebro’ de Vox, Méndez-Monasterio, negociaba con un alto cargo del PP andaluz cuotas de poder y éste soltó cuánto le iba a costar en contratos para Julio Ariza el apoyo de su partido.
En fin, Zancajo salió consejero de RTVA de aquel desastre y todos tan contentos. Además, los cabecillas de Tizona le premiaron como profesor de su otro chiringuito, el ISSEP, lo que no deja de ser llamativo visto el éxito en Andalucía.
Pero es que, como apuntan algunos ‘rebotados’ del partido, los que mandan allí se muestran muy fascinados con el hecho de que un tipo que ha salido en los televisores de esas grandes cadenas a las que ponen verdes ahora abreve en sus aguas. Algo parecido, pero en otro campo y con capacidades muy diferentes, a lo que les ha sucedido con Jorge Martín Frías, pasado del aguirrismo y la FAES a la Fundación Disenso.
Tanto cariño llevó a que el pasado otoño Zancajo fuese propulsado como coordinador nacional de comunicación de Vox, aupándole a los niveles más altos de la formación. En qué consiste su trabajo es, de nuevo, una de las preguntas que se hacen algunos dentro y fuera, especialmente aquellos que han trabajado con él con anterioridad a su etapa política.
Hasta en ‘OKDiario’, donde se les han colado algunos osos pandas -por aquello del gusto por el Bambú-, todavía recuerdan su breve paso como responsable del audiovisual, destacando por su capacidad de trabajo… más bien escasa. Quién podría decir que, entre las supuestas atribuciones de Zancajo -y según García–Gallardo– estaría la de gestionar un perfil falso en X. Arduo trabajo, sin duda.
Seguiremos Informando…