Cada 13 de marzo se conmemora el Día Mundial del Riñón, una fecha clave para concienciar sobre la importancia de la salud renal y la prevención de enfermedades que afectan a estos órganos vitales.
Los riñones, ubicados justo debajo de la caja torácica, desempeñan un papel crucial en la eliminación de desechos y el equilibrio de minerales esenciales en la sangre. Sin embargo, la ERC puede afectar su funcionamiento y, sin un tratamiento adecuado, evolucionar hacia la insuficiencia renal, generando complicaciones graves e incluso la muerte prematura.
Las proyecciones indican que para 2040 la ERC se convertirá en la quinta causa principal de años de vida perdidos a nivel mundial, lo que resalta la urgencia de implementar estrategias efectivas para su prevención y tratamiento.
La nefrología, rama de la medicina interna especializada en enfermedades renales, enfrenta grandes desafíos. Entre ellos destacan la detección temprana, la variabilidad en la respuesta a los tratamientos y la necesidad de reducir la toxicidad de los inmunosupresores sin comprometer su eficacia.
En este contexto, empresas como Biohope han desarrollado herramientas innovadoras para la personalización de tratamientos. “Nuestro objetivo es ayudar a los médicos a optimizar y personalizar las terapias, mejorando así la calidad de vida de los pacientes”, explica Nila Castelló, Operations Director de Biohope.
Por otro lado, el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario Ramón y Cajal (IRYCIS) cuenta con grupos de investigación enfocados en la fisiopatología renal. Sus estudios han identificado la quinasa ligada a integrinas (ILK) como un posible objetivo terapéutico para frenar la progresión de la ERC y sus complicaciones asociadas.
La biotecnología como clave en la detección temprana
Uno de los aspectos destacados en la lucha contra la ERC es la importancia de la detección temprana. Desde el World Kidney Day enfatizan que integrar pruebas de ERC en la atención médica rutinaria podría reducir significativamente los costos de salud y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
En esta línea, la biotecnología ha desarrollado herramientas clave, como el Immunobiogram® de Biohope, un test clínico que permite personalizar los tratamientos inmunosupresores en pacientes con trasplante renal. “Esta tecnología ya ha sido validada clínicamente y estamos trabajando en su introducción al mercado”, señala Castelló. Sin embargo, advierte que la incorporación de innovaciones en nefrología es un proceso lento debido a los protocolos médicos tradicionales.
Los avances en biotecnología también abren la puerta a la bioingeniería de órganos y tejidos, lo que podría ampliar las opciones para pacientes en lista de espera para un trasplante. Investigadores del IRYCIS destacan que el análisis combinado de biomarcadores biológicos y datos clínicos podría anticipar complicaciones renales antes de su aparición.
La colaboración entre ciencia, biotecnología y sistemas sanitarios será clave en la próxima década para mejorar la detección temprana y personalización de tratamientos. Con esfuerzos coordinados, el impacto de la ERC podrá reducirse significativamente, beneficiando a millones de pacientes en todo el mundo.
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