Lorena Javierre y Gabriel Ladaria comparten algo más que su vida: también comparten negocio, aunque no de forma “directa”. Ella es directora general de True PR, agencia perteneciente al grupo Jungle. Él es director de Marketing de IKEA. Y ahora, Meme —la agencia de redes sociales del grupo Jungle— ha ganado el concurso para gestionar las redes sociales de IKEA en España. Una coincidencia que, aunque legal, deja en el aire una pregunta: ¿puede un concurso ser verdaderamente justo cuando hay vínculos personales tan evidentes?
La adjudicación ha llamado la atención en el sector, donde no han faltado los comentarios sobre lo estrecho de algunos vínculos y lo difícil que parece mantener las formas en procesos de este tipo. Aunque desde la organización del concurso se asegure que se han seguido los cauces establecidos, hay decisiones que, por su contexto, invitan inevitablemente a la reflexión y a la sospecha.
En el mundo de los concursos públicos y privados, los conflictos de interés son tan antiguos como el propio sector. Se camuflan bajo protocolos, jurados múltiples y procesos de selección milimétricamente diseñados, pero a menudo siguen ahí, bailando entre los márgenes de lo ético y lo legal. No es ilegal que una agencia del grupo donde trabaja la pareja de un directivo se lleve una cuenta, pero tampoco es precisamente ejemplar.
Este episodio pone sobre la mesa una vez más la falta de mecanismos reales para evitar este tipo de situaciones, que terminan erosionando la confianza del sector y dejando a muchas agencias con la sensación de que concursar no siempre sirve de nada. Porque competir en desigualdad de condiciones es perder tiempo y recursos y, sobre todo, es frustrante.
Mientras tanto, IKEA tendrá nueva estrategia en redes, Meme suma un cliente potente y True PR sigue creciendo bajo la dirección de Javierre. Y el resto del sector, una vez más, se queda con la duda de si competir merece realmente la pena.
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