La oleada del Estudio General de Medios (EGM) difundida ayer ha pinchado el sueño -que algunos en la COPE no terminaban de creerse- de que El Partidazo diese el ‘sorpasso’ a la Cadena SER. No ha podido ser y algunos ya apuntan que el problema reside en el formato y en su conductor, Juanma Castaño, que últimamente encadena polémicas como si le fuera la vida en ello.
De hecho, hay quienes han recordado en la emisora episcopal cómo recientemente Castaño se metió el solo en un berenjenal con la controvertida entrevista a Athenea del Castillo, a la que llamó “Atheneo del Caudillo” y le preguntó si es que era “muy facha”.
La entrevista, al margen de las reacciones generadas entre el público, cayó como una patada en la calle Añastro, sede de la Conferencia Episcopal, porque Castaño sacó a relucir una foto de la futbolista en el Valle de los Caídos. Un tema espinoso para los obispos, que les ha generado incluso protestas en la puerta de su sede en la que se vio a agentes de la Policía Nacional eliminar pegatinas de la Virgen María.
Algunos no entendieron, y siguen sin hacerlo, que Castaño se metiese en ese charco. Tampoco que mostrase, a la vista de las críticas, una intención -quizá no real, pero así se percibió- de demoler a Del Castillo.
Lo cierto es que no es la primera ocasión en que Castaño se mete él solo en un fregado. “La generosidad de lo que hoy es Ábside Media no tiene límites con él”, aseguran fuentes de la cadena, que atribuyen su supervivencia a su pertenencia a la ‘secta’ de Paco González y el equipo de Deportes trasplantado desde la SER a la COPE. “Es uno de sus protegidos y eso le respalda. Si no fuera por eso, le pintaban bastos”, aseguran desde la emisora.
Y es que tampoco los datos le respaldan, a la vista de la última oleada del EGM, en la que el asturiano se ha dejado más de 600.000 oyentes hasta quedarse en 561.000. Castaño, que hacía tiempo en que venía pensando en dar el ‘sorpasso’ a la SER, se quedó en esa cifra mientras la competencia, con ‘El Larguero’, se situaba en 739.000.
Sin embargo, la generosidad de los propietarios de la cadena -y sus administradores- con el equipo de González no conoce límites. Que se lo digan a Manolo Lama, que mostró su caridad cristiana en el célebre episodio del mendigo de Hamburgo, lo que no impidió que desembarca en la radio de los obispos, donde ejerce como ‘negociador’ de González.
Y no será porque los de Paco no han generado episodios polémicos, algunos casi innombrables y otros públicos como el de Willy Valadés, que, a pesar de su judicialización -no quedaba otra- arrojaron un impacto negativo sobre la imagen de COPE.
Con esos mimbres, algunos todavía se preguntan si se puede consentir que Castaño se permita el lujo de llamar “facha” a alguien por hacerse fotos en el Valle de los Caídos, donde reside una nutrida comunidad benedictina dependiente, en última instancia, de los mismos propietarios que la COPE.
Otra cosa, claro, son los gestores de Ábside Media, curtidos en la escuela de Fernando Giménez Barriocanal -todo lo perdona el Altísimo si entran buenos dineros-, que crean sus capillas mientras fray inquisidor mira para otro lado y el muchachote navarro se deja deslumbrar por la pompa y el boato herrerianos.
Y hablando de ‘fachas’, ¿qué dirá de todo esto monseñor Argüello, habitual del ISEEP de los Ariza y compañía, tan cerca de Vox y tan lejos del bien común? ¿Y de lo del Valle de los Caídos y lo del prior Cantera? A ver si se lo pregunta Juanma Castaño.
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