Fue el 18 de febrero de 2017 cuando el entonces jefe del Consell valenciano, ya habiendo convertido la Generalitat en una agencia de trapicheos, se pronunció en el Forum Europa Tribuna Mediterránea en defensa de la transparencia y contra la corrupción política y sus consecuencias, señalando que ésta suponía la desmoralización de una sociedad que había dejado, en buena parte, de confiar en sus instituciones.
Según el Diccionario esencial de la lengua española, timar significa engañar a alguien con promesas o esperanzas. Quizá aquel compromiso con la decencia tan solo fue el maullido grave y alargado del gato que corona la cabeza del embajador del Estado en la OCDE, como señal de que algo no estaba bien en su entorno, y ese olor a mierda que desprende el escandaloso asunto de corrupción de la familia Puig provenga de la caja de arena donde se acumulan la orina y las heces de quienes no habiendo tenido otro móvil que el económico, han vivido ausentes de la higiene moral que exige el cumplimiento del deber encomendado por la ciudadanía.
Ha sido la corrupción estructural la que ha practicado Don Timo entregado a un modo de actuar en el que ha empleado su posición como una herramienta social para facilitar a su familia alcanzar los objetivos económicos que, de otra forma, hubieran sido imposibles. La corrupción estructural es el núcleo mismo de la corrupción: el abuso o la desviación del poder que realizó desplazando el interés público en beneficio del interés propio con la única finalidad de facilitar el poder económico de su hermano.
Ahora el juez del Juzgado de Instrucción número 4 de Valencia ha dictado la apertura de juicio oral contra el señorito Francis, el hermano del expresidente, procesado por irregularidades en el cobro de subvenciones de la Generalitat Valenciana y de la Generalitat de Cataluña. En el auto, el juez señala que el hermano pudo incurrir en un delito continuado de falsedad en documento mercantil, en concurso medial con un delito de estafa agravada. Por ello, le ha impuesto una fianza de 147.000 euros y ha señalado como órgano competente para juzgar y dictar sentencia a la Audiencia Provincial de Valencia.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Morella celebró el pasado lunes un pleno extraordinario después de que la Agencia de Lucha contra el Fraude y la Corrupción de la Comunidad Valenciana confirmara la contratación irregular del consistorio con la empresa del hermano de Timo Puig, por un total de 629 pagos, valorados en 408.000 euros.
Quizá esta familia —a la que basta observar para comprender que vive alejada del sibaritismo, pues tanto el lujo y la elegancia como la opulencia son categorías que les quedan muy distantes— ha estado actuando de este modo porque la maldad, esa elección libre por el comportamiento inmoral, es la forma compartida y producida de manera grupal, la forma ritualizada de ejercer el poder por el PSPV.
El tiempo, un juez más implacable que el de cualquier juzgado de instrucción, ha acabado por dejar con el culo al aire a quien se creía oculto tras el manto del poder. El gato sigue en su cabeza, y el hedor nos viene de esa caja de arena que oculta los cimientos podridos de un sistema que hace del timo costumbre.
Jean-Hippolyte Gondre
