“La SER está matando a Fran Soto, el presidente del CTA, porque el jueves estuvo en la COPE, no hay otra razón, sino lo habrían matado antes”. Estas fueron las palabras de Juanma Castaño ayer en El Partidazo de COPE, avivando una vez más la guerra entre las emisoras, que ya viene de largo.
Se refería a las críticas que desde Cadena Ser se hicieron al Comité Técnico de Árbitros de la RFEF. Entre ellas, se dijo que este era el año de peor nivel arbitral, mientras que Manu Carreño sostuvo que “las personas en las que está el arbitraje en este momento nos se saben el reglamento”.
La polémica se aviva a 10 días del próximo EGM, donde se podrán conocer los nuevos datos de audiencia. Hasta el momento, la SER ha cerrado la mejor temporada de los últimos nueve años con 4.651.000 oyentes diarios, reforzando su liderazgo indiscutible en la radio española. COPE, por su parte, se quedó en 3.813.000 oyentes, una distancia notable, aunque presume de haber sido la cadena que más creció en la última ola del estudio, con casi 400.000 oyentes nuevos respecto a la medición anterior.
Una guerra que viene de largo
La tensión entre ambas cadenas tiene historia. El momento más recordado estalló en 2010, cuando COPE fichó de golpe a buena parte del equipo de deportes de la SER, incluido su núcleo más reconocible. Aquel movimiento fue interpretado como un “asalto” directo a la identidad de la SER y desencadenó una cascada de demandas por competencia desleal y presunto plagio del formato de Carrusel Deportivo, al que COPE contraponía entonces su renovado Tiempo de Juego.
Aunque ambas partes firmaron después una especie de tregua y retiraron las acciones legales, las heridas quedaron abiertas. Desde entonces, cualquier bajada, fichaje o crítica aviva la llama de esa ruptura que reconfiguró el relato de la radio deportiva.
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