Juan Abarca Cidón: “La vocación médica no se ha perdido; la estamos apagando”

“Da igual cuánto te impliques, cuánto estudies o cuánto mejores, porque el sistema apenas diferencia ni reconoce”.

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¿Han perdido la vocación y la motivación las últimas generaciones de médicos? Juan Abarca Cidón, presidente de HM Hospitales ha abierto este debate en su perfil de LinkedIn, lanzando esta y más reflexiones sobre el estado actual de la profesión.

“Da igual cuánto te impliques, cuánto estudies o cuánto mejores, porque el sistema apenas diferencia ni reconoce”.

A continuación, reproducimos de manera íntegra dichas reflexiones:

Aquí seguimos, pendiente del día a día, pero dándole vueltas a la cabeza desde la distancia.

Os propongo una reflexión que puede generar polémica entre la profesión médica porque todo el mundo da por hecho cosas que creo que hay que replantearse.

Durante años nos hemos refugiado en un relato fácil. Bajo el paraguas de la “feminización” de la profesión -pobres mujeres- y de la conciliación familiar hemos llegado a creernos que toda una generación “no quiere trabajar”.

Yo no lo compro.

Veo jóvenes, chicas y chicos, en otras profesiones —consultoría, finanzas, derecho, etc.— con la misma ambición que tuvieron sus padres. Trabajan mucho, se exigen, compiten y crecen. Conciliarán menos horas, quizás, pero dan sentido al esfuerzo porque ven un proyecto profesional delante.

Nuestros médicos son la única profesión liberal, que una vez alcanzan el objetivo de la plaza en propiedad, dejan de competir.

Y, en mi opinión, no hay sistema sanitario sostenible sin #vocación, sin #motivación y sin #ambición.

Y aquí viene la parte incómoda: si hoy muchos médicos jóvenes parecen haber perdido esas tres cosas, no es solo culpa suya.

Algo mal estamos haciendo nosotros.

En #Sanidad creo que les ofrecemos con demasiada frecuencia un horizonte plano.

Da igual cuánto te impliques, cuánto estudies o cuánto mejores, porque el sistema apenas diferencia ni reconoce.

Y cuando el mensaje implícito es que el esfuerzo no cambia nada, la ambición desaparece.

Y cuando la ambición desaparece, la vocación se va apagando.

También hemos roto otra cosa esencial: la transmisión de la profesión.

La vocación médica no se aprende en un PowerPoint ni se adquiere al final de la carrera.

Por eso no basta con formar técnicamente bien.

No se hace un gran cirujano trabajando 35 horas a la semana. Y esto no va de épica ni de explotación: va de realidad profesional. La pericia clínica requiere mucho esfuerzo.

Pero si quienes deberían ser referentes están quemados, desmotivados o atrapados en la burocracia, ¿qué ejemplo estamos transmitiendo?

Reducir la medicina a una lógica puramente funcionarial no solo empobrece la vocación: pone en riesgo la excelencia y, a la larga, la seguridad del paciente.

En mi opinión, el problema no es una generación acomodada.

El problema es un sistema que ha dejado de inspirar, de exigir, de premiar y de cuidar a sus médicos ofreciéndoles un proyecto motivador y ambicioso.

Un proyecto que haga que les merezca la pena hacer lo que hacen todos los días.

Y eso, nos guste o no, es también responsabilidad nuestra.

Por eso creo que debemos de cambiar esto desde el principio: implantando programas de formación que impliquen de forma real y estructural una cultura sana de #competitividad para mejorar cada día

No se como lo veis vosotros.

Lo más fácil es echarle la culpa a ellos.

#seguimos pensando, #palante

Espero que estéis descansando…

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