Sería zafio e incómodo contabilizar las horas de televisión que Jorge Javier Vázquez, un tipo cariñoso, criticón, desbocado en ocasiones, en otras desbocado, sujetador y sostenedor del ecosistema de un hecho convertido en efecto, que hace que muchas octogenarias digan a sus cercanos y cuidadores: ‘He quedado con Jorge Javier y los de Sálvame para merendar’. Esto se lo decía a ‘Angelito el triste’ su querida Madre, que Dios tenga delante de pantalla plana, por los siglos de los siglos.
Realmente este es un efecto, el conocido en muchas residencias de ancian@s como JorgeJavierismo. Y que se traduce en que nuestros mayores no tienen familias estructuradas que se hagan cargo de ell@s, sólo de sus pensiones, y de los cuatro euros ahorrados de la ‘época de papá’, y buscan allí, donde asoma una voz, el calor y amor que la vida les niega. Otr@s se conforman con decir que ell@s también han soñado con el gran JorgeJavier.
Pues será divertido estudiarlo. Es fácil de entender. Es comprensible. Es incomparable… ¿Qué habría ocurrido si los gobernantes pasados se hubiesen ocupado de hacer programas de televisión formadores y educativos? Soñarían nuestros mayores con: avances, humanidad, amor, ternura, capacidad, educación, voluntad, esfuerzo, fuerza… Porque todos estos valores se transmiten, y en seres superiores se heredan. Lo que hoy nos pueden transmitir o transmutar es que JorgeJavier se ha cambiado el color de los pelos. Que ahora se parece más a Paolo…
Es un comienzo, es un paso, uno más hacia el precipicio de la NADA, si no que le pregunten a las famosas CAMPOS. Con ellas también soñaban nuestras tatarabuelas.
¡A seguir bien!
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Pedro aparicio Pérez
Editor de prnoticias.com
PeriodistO